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"Es hora de reflexionar", dicen los padres del experimento

Un día después de que el mundo supiera que científicos del Centro Médico de la Universidad George Washington ha bían obtenido réplicas de embriones humanos, los especia listas en ética y fertilidad de Estados Unidos se han enzarzado en un acalorado debate. Robert Stillman, uno de los padres del experimento, ha declarado que el método necesita ser chequea do antes de que pueda ser ofrecido a las parejas infértiles. Stillman y su colega, Jerry Hall,han aclarado que ahora no tienen intención de ir más allá. Y Stillman ha añadido: "Halle gado el momento, de dar un paso atrás y reflexionar sobre lo que la ciencia ha conseguido. Lo que puede venir debe estar sometido a un debate de todos".Su compañero Jerry Hall había comunicado en Montreal (Canadá)que había convertido 17 embriones humanos en 48; eso sí, embriones inviables -que no pueden desarrollarse y convertirse en seres humanos m¡entras algunos expertos pronostican un mundo de auténtica pesadilla que debe ser parado antes de que comience, otros dicen: "¿Y por qué no?'. En general, todos coinciden en que difícilmente puede encontrarse un asunto más provocativo y sujeto a divisiones apasionadas.

Algunos analistas de la ética argumentan qué los embriones humanos son propiedad de las personas, y que si se quiere clonarlos, no ven por qué la sociedad ha de impedírselo.

Mientras algunos médicos que practican la fecundación invitro han asegurado que ellos nunca se prestarían a la clonación de embriones humanos, otros adelantaron que no tendrían ningún problema en ofrecer esta posibilidad a sus pacientes en cuanto la tecnología esté disponible.

El anunciado procedimiento de clonación se ha justificado señalando que'esta. producción de embriones extra está encaminada a ayudar a parejas no fértiles. Pero, de hecho, la técnica posibilita muchas otras estrategias sorprendentes, ya que una pareja puede quedarse con un embrión y desarrollarlo, y almacenar indefinidamente los otros para cualquier eventualidad; por ejemplo, el deseo de tener, gemelos, pero con diferentes edades.

Los embriones sobrantes también podrían ser vendidos a otras parejas que, al ver el niño ya crecido -o sea, en qué se va a convertir ese embrión-, decidieran que les gustaría tener uno igual. El asunto plantea dilemas muy delicados, desde quienes se -centran en que cada ser humano es único e irrepetible hasta quienes defienden el derecho de los padres a controlar sus embriones.

El doctor Norman Fost, especialista en ética médica en la Universidad de Wisconsin, (EE UU), dijo que defendía la prerrogativa de los padres para decidir lo que hacer con los embriones: "Sobre los supuestos de privacidad y libertad, las personas deben vivir su vida de la forma que quieran vivirla y tener hijos de la forma que quieran tenerlos". Y añadió que no ve diferencias entre tener gemelos de edades diferentes y lo que hace la naturaleza, tener gemelos a la vez.

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