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La Ciudad Universitaria

1. La Ciudad Universitaria de Madrid tiene la doble significación de ser el foco principal donde se localiza la enseñanza superior y la investigación en nuestra comunidad y, asimismo, de constituir un espacio urbano singular por su situación, valores medioambientales, urbanísticos y arquitectónicos. Construida sobre terrenos de la Corona, cedidos por Alfonso XIII para este fin en 1928, supone la primera experiencia en nuestra capital de ciudad parque, con un diseño unitario: amplios espacios libres y zonas boscosas enmarcan una elegante y funcional composición de facultades y escuelas universitarias de clara raigambre racionalista.2. Desde hace décadas, este privilegiado patrimonio cultural y estético viene sufriendo una progresiva degradación motivada por una serie de razones: progresiva compactación del espacio por nuevas construcciones; masificación en la utilización de los viejos y nuevos edificios: un recinto planeado para 12.000 estudiantes acogía más de 170.000 alumnos en 1991; invasión de usos extraños a la vida universitaria, atraídos por el prestigio y la calidad medioambiental de la zona: dependencias de Presidencia del Gobierno, instalaciones de la Junta de Energía Nuclear, etcétera; presión siempre en aumento ejercida por el tráfico de paso y las agresiones de todo género que éste produce; progresivo abandono y deterioro de las infraestructuras físicas y de buena parte del arbolado; ausencia de servicios culturales imprescindibles y equipamientos urbanos mínimos: sigue sin existir una gran biblioteca / centro de documentación universitario, no se puede adquirir prensa diaria o hacer una fotocopia, etcétera.

3. En estos momentos, el Ayuntamiento tramita un plan especial que pretende salir del paso de los problemas señalados. Junto con aciertos puntuales, su contenido parece muy discutible; además resulta insuficiente como instrumento de acción, sobre todo si no va apoyado por explícitos mecanismos de gestión y recursos financieros. Este plan especial puede acabar funcionando como una simple, aunque colorista, cobertura para la implantación de más edificios, el trazado de más vías y el alojamiento de gigantescos aparcamientos subterráneos en el recinto, actuaciones todas que agravarían los problemas existentes sin resolverlos en absoluto. Puesto que no cabe aquí una exposición detallada de sus propuestas, nos limitaremos a señalar las que parecen más desafortunadas: incrementa la superficie edificable actual en 200.000 metros cuadrados, incluyendo algunos nuevos centros universitarios (Escuela de Ingenieros de Minas, nuevo edificio de Filosofía / Derecho, etcétera); recorta significativamente las zonas verdes remanentes (para disimular esa amputación se califica de verde buena parte de las actuales instalaciones de la JEN); propone una reforma de la red viaria perimetral agresiva, extremadamente costosa y de dudosa eficacia, así como la construcción de más de 2.500 metros lineales de nuevos trazados viarios en los que apoyar los nuevos crecimientos bajo el señuelo de configurar un circuito interior de transporte público que, perfectamente y con mayor eficacia, podría discurrir por las vías existentes; implanta grandes aparcamientos subterráneos, justificados con el manido argumento de "liberar la superficie para los peatones", con los evidentes peligros de comprometer la rentabilidad del transporte público y de convertirse en aparcamientos disuasorios al servicio de la N-VI; compromete algunos de los espacios naturales más valiosos para alojar nuevas instalaciones deportivas y aparcamientos.

4. La Ciudad Universitaria debe reconocerse y valorarse como espacio urbano singular y privilegiado; su uso específico debe seguir ligado a la actividad universitaria y la investigación; sin embargo, no todo lo nuevo debe "caber " en el campus de la Moncloa; tan sólo los servicios y equipamientos complementarios imprescindibles para las actividades existentes.

Entendemos que en la Ciudad Universitaria no se deben emprender nuevas "grandes actuaciones" (nuevas facultades o escuelas, viales o aparcamientos). Lo que se precisa es una recualificación global del recinto, de la calidad de su enseñanza, de sus espacios abiertos, de su patrimonio edificado, de su potencialidad de servicio a la ciudad.

5. La consecución de este objetivo requiere la puesta en práctica de medidas concretas urgentes: clarificación de las competencias y reorganización de la gestión en el recinto universitario; replanteamiento de las medidas de limitación del tráfico de paso y de las distintas formas de accesibilidad; reconsideración y simplificación del plan especial según los criterios señalados; reurbanización y reforestación del recinto completo; convocatoria de un concurso nacional para configurar los usos alternativos al aparcamiento de 2.000 plazas con que se nos amenaza en el hueco originado por la excavación a cielo abierto de las cocheras de la línea 6 del Metro en el plaza de Ramón y Cajal, verdadero centro neurálgico del campus.

En estos momentos en que tanto se habla de "proyectos estratégicos" para la ciudad, de la imperiosa necesidad de mejorar sus atractivos y ventajas comparativas, sería triste e irresponsable que se permitiera prolongar la degradación de una de sus piezas más valiosas y significativas. Mucho tememos que el plan especial que se discute no sea el instrumento adecuado ni haya identificado los principales problemas o sus cauces de solución.

Ramón López de Lucio es arquitecto, miembro del Club de Debates Urbanos.

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