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La huelga de Air France se radicaliza y amenaza con extenderse al resto de las empresas públicas

El caos continuó ayer por cuarto día consecutivo en los aeropuertos de París por la huelga de los trabajadores de Air France en contra de las 4.000 bajas previstas por la compañía y la propuesta salarial. El primer ministro, Édouard Balladur, ordenó ayer la apertura de negociaciones y convocó una reunión de los ministros relacionados con el sector público de la economía. Balladur teme que el ejemplo de Air France cunda entre los trabajadores de las muchas empresas públicas que han adoptado o adoptarán planes de saneamiento con despidos y reducción salarial.

En la tarde de ayer, el movimiento de protesta desencadenado por el personal de tierra de Air France llevaba camino de extenderse a todos los trabajadores de las compañías aéreas francesas, a excepción de los pilotos. En una asamblea general de los huelguistas celebrada en el aeropuerto Charles de Gaulle-Roissy, representantes del personal de vuelo y comercial de Air France -técnicos de cabinas de pasajeros- anunciaron su intención de negarse a trabajar a partir de Orly y Roissy. Se solidarizaban con el personal de tierra y condenaban el plan de saneamiento propuesto por el presidente de Air France, Bernard Attali.Más grave todavía, todos los sindicatos del personal de tierra y de los técnicos de cabina de pasajeros de Air Inter, la compañía gemela de Air France que asegura los vuelos interiores, preparaban ya la huelga para el próximo martes.

Al Gobierno se le pusieron los pelos de punta cuando, a esas noticias, se añadió un comunicado de la CFDT, en el que esta central sindical anunciaba su intención de desencadenar entre los trabajadores de los ferrocarriles un movimiento de solidaridad con los empleados de Air France.

Violenta protesta

En los aeropuertos de Orly y Charles de Gaulle-Roissy, la mañana de ayer fue muy violenta. La policía tuvo que emplear a fondo sus porras, granadas lacrimógenas y cañones de agua para desalojar a los 3.000 trabajadores de Air France que, a partir de la zona de aparcamiento de los aviones, intentaban invadir las pistas de Orly. Los huelguistas replicaron arrojando piedras y rompiendo puertas y ventanas.

Acto seguido, los accesos a las terminales Sur y Oeste de Orly fueron bloqueados por un millar de huelguistas, que exigían la liberación de una decena de asalariados detenidos durante el frustrado intento por ocupar las pistas. En el extremo Norte de París, otros 3.000 empleados de Air France cortaban la autopista París-Lille y los accesos a Charles de Gaulle-Roissy. En los aeropuertos de Niza y Toulouse también se registraban incidentes.

Mediada la tarde, las espadas seguían en alto, pero los huelguistas habían renunciado a ocupar las pistas o cortar las carreteras. Merced al despliegue policial, los aviones de las 95 compañías extranjeras que operan en Orly y Roissy podían despegar o aterrizar. Air France sólo garantizaba la normalidad de los vuelos trasatlánticos y algunos de mediano alcance.

En anuncios publicados en la Prensa, 21 grandes empresarios franceses proclamaron ayer: "La huelga de Air France es la avería de Francia". No les faltaba razón. Las pérdidas para la economía francesa en términos de imagen, reuniones de negocios anuladas y mercancías paradas son enormes.

Aguijoneado por Balladur, Bernard Bosson, ministro de Transportes, pidió la inmediata apertura de negociaciones con los sindicatos de Air France. "Esta solución", dijo el ministro, "no debe poner en cuestión el plan de recuperación de la compañía (4.000 supresiones de empleo y reducción salarial para las categorías más bajas), pero sí debe permitir encontrar los ajustes necesarios para que sean repartidos con mayor justicia los esfuerzos exigidos a los trabajadores y, para que sean tomadas en cuentas las situaciones individuales".

Los sindicatos reaccionaron con escepticismo. "La declaración del ministro no constituye una verdadera apertura, puesto que se mantiene el plan de rigor", declaró la CFDT. Parecida respuesta dieron los trabajadores reunidos, mediada la tarde, en una asamblea general celebrada en Roissy. Los huelguistas exigieron la "retirada total del plan Attali".

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