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Los obispos quieren mantener el 'impuesto religioso' como fórmula de financiación

La Iglesia vuelve por sus fueros. Superados parecen estar los tiempos de la pasada legislatura, cuando el Gobierno negociaba un acuerdo para poner fin a la asignación tributaria, el llamado impuesto religioso. La nueva legislatura ha comenzado dando un carpetazo a esa posibilidad, que contemplaba como alternativa la financiación de la Iglesia a través de las donaciones directas de sus fieles, que serían desgravables. La asignación tributaria se mantendrá y es probable que su coeficiente aumente: el episcopado siempre ha pedido que el 0,52% se aumente hasta el 1% del IRPF. Así lo dejó entrever ayer el obispo José Sánchez, secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española.La posición de la Iglesia coincide con un cambio rotundo de la política gubernamental. El Gobierno, en el proyecto de ley de Presupuestos para 1994, en trámite parlamentario, ha incrementado en 3.000 millones la aportación del Estado para el sostenimiento de la confesión católica, situándose la asignación en 18.300 millones. La aportación permanecía congelada desde 1990 en 15.250 millones. Ese año venció el periodo transitorio de tres años de aplicación de la asignación tributaria y debía fijarse una fórmula definitiva.

El episcopado, cuya comisión permanente finalizó ayer su reunión de presupuestos, entiende que las cosas han de seguir como están, y en esta línea negocia actualmente con el Gobierno. Es decir, la Iglesia debe mantener la doble vía de financiación: los ingresos que obtiene a través de la asignación tributaria, que fue de 12.252 millones en 1991, el último ejercicio cuyo resultado es conocido, y el complemento estatal hasta alcanzar la cifra que figure en los Presupuestos, que era de 15.250 millones en 1991.

"Si el Estado está dispuesto a mantener el complemento [que fue de 2.998 millones en 1991], no es necesario mover el coeficiente de la asignación tributaria", dijo Sánchez. El coeficiente es actualmente de un 0,52% del IRPF, que los contribuyentes que deseen pueden entregar a la Iglesia marcando la casilla que, como asignación tributaria, figura en las hojas de declaración de la renta. Los contribuyentes que no marcan esta casilla entregan el 0,52% de sus impuestos al Ministerio de Asuntos Sociales.

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