La reforma para ampliar la CE enfrenta a los países grandes con los pequeños
La Comisión Europea abrió ayer el melón más explosivo de la CE: la reforma de sus instituciones, destinada a abrir un hueco a los países que están negociando la incorporación (Austria, Finlandia, Suecia y Noruega) sin que la Comunidad se convierta en una casa ingobernable. Los 17 comisarios europeos no pasaron ayer de las opiniones y el encargado de esta espinosa cuestión, el holandés Hans van den Broek, rehusó comprometerse en un litigio que enfrenta radicalmente a los grandes (Francia, Reino Unido, Alemania, España e Italia) con los pequeños (Luxemburgo, Irlanda, Portugal, Grecia, Dinamarca, Bélgica y Holanda).
Los ministros de Exteriores de los Doce entrarán en más detalles de este conflicto el próximo martes en un Consejo de Ministros, que preparará el Consejo Europeo a celebrar en Bruselas el 29 de octubre. Las reuniones preparatorias a nivel de embajadores han revelado una división espectacular entre los países en función de su peso demográfico.El Reino Unido y Alemania, dados habitualmente a las prisas en la cuestión de la adhesión de nuevos socios a la Comunidad Europea, se han situado en perfecto orden con Francia y España, y en algunos casos han sido los autores de las ideas más duras destinadas a limitar el peso de los benjamines.
El problema afecta a tres capítulos: el peso en votos en el Consejo de Ministros, principalmente para las votaciones por mayoría cualificada con voto ponderado; el turno rotatorio de la presidencia del Consejo de Ministros; y el número de miembros de la Comisión Europea. Una aplicación mecánica de los actuales criterios a la ampliación ofrecen como resultado unas instituciones llenas de inconvenientes para los países de mayor peso demográfico.Habitantes y votosActualmente, Alemania cuenta con un voto en el Consejo de Ministros por cada ocho millones de personas y Luxemburgo uno por cada 200.000. Pero con la ampliación a países demográficamente débiles, la desproporción aumenta. Algo parecido sucede con la presidencia semestral del Consejo y con la llamada troika, que agrupa a las presidencias anterior y posterior: el turno actual de seis años se alarga hasta ocho y aparecen troikas muy débiles, de países pequeños y sin capacidad diplomática de actuar en nombre de la CE.
Todo ello ha llevado a que muchas fuentes de la Comisión consideren que la ampliación prevista para 1995 está perdida de antemano ante el guirigay en que se puede convertir la CE en los próximos meses. El frente de los pequeños quiere que la ampliación se efectúe enseguida y sin reformas institucionales, mientras que el frente de los grandes no quiere ni oir hablar de la posibilidad de perder las riendas de la Comunidad y exige que la reforma empiece antes de la ampliación.
El problema resulta especialmente serio para los países mediterráneos, cuyo peso se verá notablemente mermado con la ampliación, hasta el punto de que el comisario Van den Broek reconoció ayer que los países del sur de Europa (Francia, España, Italia, Grecia y Portugal) no contarán con la posibilidad de constituir una minoría de bloqueo, a pesar de contabilizar el 45% de la población.
Van den Broek sugirió la posibilidad de instalar un sistema de votación en el Consejo de Ministros por doble mayoría, en población y en número de Estados, para ensanchar la base democrática respecto a la actual mayoría por voto ponderado de los Estados.
Respecto a la presidencia de turno, una de las propuestas que se prevé menos conflictiva es la alternancia de un Estado grande con dos pequeños, para reforzar de una parte la troika y de la otra acortar el ciclo de los grandes hasta seis años, prácticamente como ahora, y alargar el de los pequeños a nueve años.
En cuanto al número de comisarios, una de las hipótesis más avanzadas significa reducir su número de los 17 actuales a 12, para aumentar uno por país cuando se produzca la ampliación.
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