Una visión catastrofista del futuro de Argelia
Hassan II no precisa de antemano a qué hora recibe a sus huéspedes extranjeros. Mientras Solana dialoga con su homólogo marroquí o cuando espera en la residencia del embajador de España, suena el teléfono y la comitiva ministerial sale zumbando para el palacio real.En anteriores ocasiones, el monarca ha dedicado buena parte de la conversación a Argelia, y ayer fue, en cambio, su ministro de Exteriores, Abdelatif Filali, el que habló largo y tendido de este tema. El y el rey tienen una visión catastrofista del futuro de Argelia, avalada por el auge de la violencia -430 muertos desde principios del verano, según cifras de la prensa argelina- y la progresión sobre el terreno del Frente Islámico de Salvación. El monarca cree que habría sido preferible dejar ganar a los islamistas las elecciones el 13 de enero de 1992 y evitar así la guerra civil larvada.
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