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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El mejor arte contemporáneo sobre papel

Además de la satisfacción que produce comprobar que el flamante Museo Thyssen Bornemisza, aún casi sin terminar los fastos de la inauguración, se apresta ya a acometer la imprescindible política de animación que se exige hoy a estas instituciones, la exposición que ahora nos presenta es de una calidad y un refinamiento sorprendentes. Se trata de una selección de unas setenta obras sobre papel, elegidas de entre los fondos no regularmente exhibidos de la propia colección, y con unos límites cronológicos que abarcan aproximadamente desde el último tercio del siglo XIX a la primera mitad del XX, o, como se anuncia en la convocatoria a través del lenguaje protocolario de los estilos, desde el impresionismo a las vanguardias, incluyéndose naturalmente a éstas.Pero si antes califiqué el efecto de esta muestra como sorprendente, lo hice no tanto porque se desconociese la existencia de este soberbio conjunto, que aparece inventariado en los catálogos de la colección, sino porque su exhibición, con la pulcritud y adecentamiento correspondientes, les saca más brillo que el imaginado. No voy a señalar, por otra parte, la obviedad de que la calidad de una obra no depende de su soporte o técnica y que, por tanto, los dibujos de los grandes maestros no desmerecen nunca junto a sus óleos, constituyendo la única diferencia entre unos y otros la mayor fragilidad de aquéllos, lo que obliga a mantenerlos largas temporadas al resguardo de la mirada pública.

Obras sobre papel del Museo Thyssen

Del impresionismo a las vanguardias: obras sobre papel del Museo Tyssen Bornemisza. Museo Thyssen-Bornemisza, paseo del Prado, 8, Madrid. Desde el 14 de octubre de 1991

En todo caso, si la calidad debe ser, en principio, la misma, eso no quiere decir que la obra sobre papel no posea una identidad peculiar, como, por ejemplo, la de manifestar con más libertad e inmediatez el chispazo creativo, pero también el modo de reflexionar, del artista. En cierta manera, eso supone que esa frágil obra sobre papel, por decirlo de una vez, nos aproxima como nada a la intimidad poética del creador, lo cual posee un rango gozoso muy especial.

En este sentido, uno de los aciertos más evidentes de los organizadores de esta muestra ha consistido en preservar con sensibilidad esa atmósfera delicada, donde la agudeza de las ideas y las sutilidades de lo que emerge al desgaire, a veces a través de arpegios minúsculos, pueden manifestarse en su plena hondura. Hay algo en la instalación como de cámara recogida, de resplandores espectrales, muy favorecedora para esa concentración que exige este tipo de obra.

Variedad amena

Por lo demás, lo que contiene reproduce en síntesis el espíritu del resto de la colección conocida: una variedad amena, que nunca roza lo caótico, pues revela una vertebración subterránea de gusto, ilustrada a través de autores y obras de primerísimo rango, lo que, tratándose en este caso del arte contemporáneo, es incluso más patente porque simplemente ha sido más factible. Así, desde Renoir, Toulouse-Lautrec, Cézanne, Van Gogh, Signac, Moreau.... hasta Picasso, Schiele, Grosz, Klee, Kandinski, Schwitters, Modigliani, Severini, Dalí, Picabia..., sin olvidarnos de los comparativamente más recientes Moore, Giacometti, Wols..., nos topamos con una formidable sucesión de nombres capitales del arte contemporáneo, representados a veces a través, de obras de extraordinaria belleza.No sólo, pues, resulta casi imposible aquí ponerse a discrIminar calidades individuales, sino que, dada la naturaleza de esta obra sobre papel, de suyo tan personal, podría resultar hasta impertinente. Lo que quiero decir es que hay en esta exposición muchas formas diferentes de cautivar la atención, casi tantas como obras. ¿Qué es, en efecto, mejor: un pastel de Degas o una acuarela de Cézanne; una sanguina de Renoir, o una aguada de Tolouse-Lautrec; una negra litografía temprana de Van Gogh, o un negro aguafuerte del primer Picasso ... ? Estas comparaciones podrían continuarse con idénticos resultados, con lo que creo que no hay que insistir. Sea como sea, y sin caer en esa trampa, lo que no me resisto es a no llamar la atención sobre algunos excitantes hallazgos, quizá más inesperados, como, por ejemplo, el casi evanescente punteado al óleo de Modigliani, o el atrevido Vuillard, o el armónico Severini, o el alucinante Wols... Sí; se trata de una refinadísima muestra que hará felices a los amantes del arte más sensibles.

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