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La llamada de auxilio de Butros-Gali

El secretario general de la ONU busca ayuda para salvar las misiones de paz y la capacidad pacificadora de la organización

Antonio Caño

La resistencia de Estados Unidos y de otras naciones poderosas a aportar hombres y dinero para las fuerzas de pacificación de las Naciones Unidas pone en serio peligro no sólo las misiones que ya están en marcha, desde Camboya a Haití, sino la capacidad misma de la ONU para actuar como instrumento de paz en el futuro, según advirtió un alto funcionario de la organización. El secretario general, Butros Butros-Gali, envuelto en una disputa con Washington sobre la actuación de las Naciones Unidas en Somalia, busca ayuda de los Gobiernos de los países más influyentes para afrontar lo que puede ser el momento más crítico de la historia de la ONU."Existe una grave amenaza para las misiones de paz. ¿De dónde vamos a sacar 50.000 soldados si mañana hay paz en Bosnia? ¿Qué va a pasar en Somalia cuando el 31 de marzo se vayan los norteamericanos? Lo mismo ocurre con Haití. Los países miembros no están ya dispuestos a enviar soldados. Las resoluciones se aprueban en el Consejo de Seguridad, pero después, cuando hay que poner el dinero y los hombres, nadie es capaz de hacer que se cumplan", afirma la misma fuente, que no quiso ser identificada.

"Cuando lo que se les pide a los países", añade, "es un mínimo, una mera presencia física, entonces no se encuentran tantas dificultades, pero cuando se les pide que no sean sólo fuerzas de interposición, sino que actúen para hacer cumplir los mandatos del Consejo de Seguridad, entonces no están dispuestos".

La actuación de las Naciones Unidas en Somalia, donde el pasado día 2 murieron al menos 15 soldados norteamericanos, ha sido duramente criticada en Estados Unidos, cuyo presidente, Bill Clinton, anunció que las fuerzas con las que su país contribuye a la misión de la ONU en Mogadiscio se retirarán antes del 31 de marzo. Ese conflicto, junto con el envío de fuerzas a Haití y el reciente discurso de ClInton en la ONU -en el que condicionó la futura participación de cascos azules de Estados Unidos- ha creado una gran incertidumbre sobre el futuro de la organización. "Honestamente, nadie sabe qué va a pasar", dijo el mismo funcionario en tono de gran pesimismo.

Una labor a largo plazo

Sobre el caso de Somalia en particular, la fuente declaró: "Se supone que no estamos allí sólo para el corto plazo. Tenemos una labor que hacer a medio y largo plazo. Supongamos que el 31 de marzo la situación no está controlada, ¿qué vamos a hacer? Incluso aunque mañana llegásemos a un acuerdo con Aidid [el líder guerrillero hostil a la ONU], tendríamos que seguir en Somalia. Allí no hay policía, ni Ejército, ni Gobierno ni Administración, no hay nada. La reconstrucción de Somalia es un mandato de una resolución aprobada por el Consejo de Seguridad. Si nos retiramos ahora puede ocurrir como en Angola, donde después de las elecciones nos fuimos, se reanudaron los combates y nadie se volvió a acordar nunca de Angola. Lo mismo puede ocurrir en Somalia después del 31 de marzo".En relación con las acusaciones de Estados Unidos contra los responsables de la ONU, la fuente declaró que "es frustrante, pero hay que aceptarlas". "Nosotros también lamentamos enormemente la muerte de un soldado japonés en Camboya, pero no podemos entender que al día siguiente los japoneses anuncien que retiraban sus tropas. Es verdad que las Naciones Unidas tienen que aprender a decir no, pero decírselo a los países miembros. Son los países miembros los que decidieron el envío de tropas a Camboya, a Somalia o a Haití". En su discurso ante la Asamblea General, Clinton declaró a finales de septiembre que la ONU tiene que aprender a decir no".

El secretario general de la ONU afirma estar trabajando intensamente para "convencer a los países miembros de que es en su propio interés apoyar a las Naciones Unidas". "Si los países miembros no quieren interpretar por sí mismos el papel de policía del mundo, tienen que ayudar a la ONU. En Estados Unidos, la opinión pública no está interesada en que su país actúe como sheriff del mundo. Lo mismo ocurre en Francia, en Alemania y en todo el mundo donde la opinión pública no está interesada en los asuntos internacionales. Es labor de los líderes políticos explicar a sus ciudadanos la importancia de las misiones de la ONU", añadió Butros Gali en una reunión con periodistas.

Otro problema que amenaza la supervivencia de la ONU es el impago por los países miembros de sus contribuciones. Sólo 62 de los 184 han pagado su cuota de 1993. "Algunos han advertido que retirarán sus tropas de las misiones de la ONU si no se les pagan los gastos antes de final de año", advierte la fuente. Rusia y EE UU concentran el 58% de las deudas. Bill Clinton ha prometido que presionará al Congreso para abonar las estadounidenses.

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