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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El coraje de Papandreu

EN UNA Europa en la que el avance electoral de la derecha ha sido la regla desde hace varios años, la derrota de Mitsotakis y el triunfo de Papandreu dibujan un fenómeno singular. Pero no se puede homologar la evolución política griega con la de los principales países europeos. En todas las últimas consultas, el 40% de los ciudadanos de aquel país ha dado su voto al PASOK. En realidad, lo que fue un hecho anormal, debido a una coyuntura especial, fue el triunfo de Mitsotakis y de su partido, Nueva Democracia, en 1990.En dicho año, al estallar el escándalo Koskotas, con acusaciones de corrupción contra los socialistas, y personalmente contra Papandreu, Mitsotakis hizo una extraña alianza con los comunistas para defender la "pureza" de la vida política griega. El objetivo era hundir al líder socialista. Pero la justicia no encontró responsabilidad alguna en los casos de corrupción, lo que puso de relieve la poca entidad de las pruebas acusatorias y de la campaña que sus adversarios y comunistas- se aprestaron a lanzar. La maniobra les ha salido por la culata. Su efecto ha sido elevar aún más el prestigio del líder socialista. Tampoco el partido comunista ha sacado mucho rédito de su cruzada antisocialista: no llega al 5% de los, votos, la mitad de los que tuvo históricamente.

Otro factor del fracaso de Mitsotakis ha sido el balance de su gestión de gobierno. Sus promesas de sanear la situación económica han quedado sin cumplir. Las capas medias, principales votantes de Nueva Democracia, sufren duramente una política de austeridad que se ha quedado, además, a medio camino. En el plano internacional, Mitsotakis, afectado por diversos aspectos del conflicto yugoslavo, se inclinó en favor de los agresores, de Serbia y de Milosevic. En el seno de su partido surgió un sector nacionalista extremista, encabezado por el antiguo ministro de Exteriores Samarás, que decidió formar un nuevo partido. Ello dejó a la derecha sin mayoría parlamentaria e impuso la convocatoria de elecciones anticipadas.

Papandreu llega al poder después de haber hecho gala de un coraje, una tenacidad y una energía poco comunes. Pese a su edad y dolencias, ha encabezado con mano firme la lucha por volver al poder. Ahora le esperan dificultades enormes, sobre todo en el terreno económico. Papandreu presenta una imagen distinta, más moderada y reflexiva, de lo que fue su conducta en su primera presidencia. Quiere ser un líder socialdemócrata de corte europeo, y cuenta mucho con la Comunidad Europea para remontar una situación grave, con una inflación del 15%, un estancamiento de la producción y un fuerte crecimiento del paro. La esperanza del PASOK (tal fue su lema electoral) es superar las dificultades actuales modernizando Grecia y acercándola al nivel de los otros países europeos. Tiene para ello una carta positiva: una situación social bastante favorable, y con los principales sindicatos del país ligados al PASOK.

Por otra parte, lo que los comicios no han aclarado es la elección en 1995 del presidente de la República. Para realizar tal elección son necesarios 180 votos parlamentarios. Al PASOK le faltan, pues, unos 10 diputados, y los eventuales acuerdos entre partidos se presentan complicados. Ello plantea la posibilidad de una nueva convocatoria electoral ante el hipotético caso de que la elección presidencial quede bloqueada en el recién elegido Parlamento.

Grecia llega a una etapa de relevo de sus ancianos líderes: Caramanlis, en la presidencia; Mitsotakis insinúa su retirada. Incluso Papandreu: a pesar de sus métodos de dirección muy personalistas, ya no es un hombre solo. En el PASOK hay una generación de dirigentes más jóvenes, con experiencia europea, que ahora deberán afrontar los nuevos desafíos. Grecia debe asumir la presidencia de la Comunidad el 1 de enero de 1994. Un momento muy delicado por el cúmulo de problemas asociados a la puesta en marcha de los primeros pasos del Tratado de Maastricht; o sea, el paso de la Comunidad a la Unión Europea. Será una prueba de fuego para el nuevo Gobierno.

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