_
_
_
_
Tribuna:ELECCIONES EN GALICIA
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Entre mujeres

Manuel Rivas

"Se acabó la magia de la palabra", sentencia Isabel Tocino para ilustrar el desgaste felipista. Así que hay una intérprete para sordomudos en el estrado del multitudinario acto organizado en La Coruña por MuJeres para la Democracia. Para referirse a González la muchacha lleva el índice a los carnosos labios. Pico de oro. Fraga, en sordomudo, se dice tirantes. ¿Y cómo se traduce Aznar en el lenguaje de las señas? La joven se dibuja un bigote y parece sonreír con los ojos ante su gesto chaplinesco.Pero Aznar ya no es el inexpresivo joven del bigote que Fraga buscó de sustituto. Sentado a sus anchas en la popa del pailebote gallego, el viejo patrón lo observa complacido. Mientras él pesca votos gallegos a puñados, sean fanecas o panchitos, el gavioto Aznar vuela por su cuenta y maniobra con desenvoltura y creciente aplomo para embeleso de las demás populares que agitan sus pañoletas blancas en el muelle.

Más información
Cuero de cacique
"Galicia mira demasiado al pasado"
El PSOE endurece su ofensiva contra Manuel Fraga

Hasta hace poco, cuando Aznar llegaba a Galicia parecía un lejano pariente despistado, oriundo de la colonia gallega de Guadalajara, México. Y cuando lo sentaban en las larguísinias mesas de una romería popular, tenía el aire perplejo de un maragato en uno de esos opíparos banquetes de la aldea gala de Asterix y Obelix en los que don Manuel ejercía de jefe Abrara Curcix. El cauto huésped es ahora protagonista y no se anda con tiquismiquis a la hora de zamparse un jabalí.Antes de que los machos llegasen arrasando con las cámaras de televisión poco antes de la hora de comer, las mujeres populares estuvieron varias horas arreglando el país, asistidas únicamente por un santo varón con las mejillas ruborizadas por dos mil besos. Era éste José Manuel Romay. Becaría, quien las animó con Teresa de Jesús y su determinación de no cejar en la obra "así se hunda el mundo". En ese punto, la intérprete para sordomudos dibujó una esfera en el aire y la dejó caer. No hizo ruido, porque era metáfora, pero yo me imaginé al pobre mundo cascado como una bola navideña en el suelo del Palacio de Congresos, mientas Romay murmuraba con la mano en la barbilla: "Ya lo decía yo". Además del programa popular, lleva don José Manuel en los pertrechos de campaña el Camino de Escrivá de Balaguer, y así cualquiera. Un pedernal enfundado en loden.

En la mesa presidencial de Mujeres para la Democracia luce un florido ramo de barbies, pero cuando María Jesús, Mari Cruz, Elena o Isabel toman la palabra se transforman en sufragistas, se desenvuelven sin complejos en el ideario feminista y se erigen en la vanguardia modernizadora de la derecha española. Hasta tienen un poco de compasión con los homiños. Son discursos bien enhebrados, de lo mejor que el cronista ha oído en la campaña, porque no es lo mismo que te expliquen la economía en criptogramas que con el lenguaje de quien tiene que administrar la casa. A veces chirría la demagogia, por ejemplo cuando se habla de droga y se afirma que el Gobierno socialista ha convertido España en un "paraíso para los narcotraficantes". Decir eso en Galicia, donde todos conocen el perfil ideológico de los mafiosos, es un disparate. Pero, por lo visto, incluso entre mujeres es más rentable explotar la desgracia que cultivar la gracia.

Por lo demás, muy bien. Los pocos hombres testigos del encuentro habíamos llegado a la conclusión de que efectivamente el mundo iría mucha mejor gobernado por las mujeres, de derecha o de izquierda, tanto da. Es de sentido común. No hay más que echar un vistazo a las librerías y a las bibliotecas. Sólo leen las mujeres. Lo único que leen los hombres es el BOE y el Marca. Con los dineros, la mujer piensa en términos de comida, educación o ropa. ¿En qué piensa el hombre? En pirotecnia.

Y estábamos todos encantados en el vientre apacible de la Madre Tierra cuando nos despertó bruscamente un zafarrancho en el recibidor. Entraba don Manuel. Las dos mil mujeres que iban a salvar el mundo aclamaban al superhombre.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_