Dimite el ministro de Industria italiano por la polìtica de privaticiones
Paolo Savona, ministro italiano de Industria, dimitió anoche tras haber hecho la víspera duras declaraciones contra el presidente del Instituto para la Reconstrucción Industrial (IRI), Romano Prodi, quien en días pasados se había mostrado firme partidario de que las empresas que se privaticen pasen a ser sociedades anónimas puras, sin un accionista de control preestablecido. En ese clima de enfrentamiento, Prodi mereció el pleno apoyo del presidente del Gobierno, Carlo Azeglio Ciampi. Mentras, el ex líder socialista italiano Bettino Craxi amenaza con un escándalo institucional al declarar ante la justicia sobre la financiación i¡legal de los partidos políticos.
Paolo Savona había declarado horas antes que el Gobierno de Azeglio Ciampino no había delegado ningún tipo de competencias de política industrial en Prodi, y que éste "debería ser más prudente" y "concentrarse en los graves problemas del IRI" (el principal grupo industrial del Estado italiano).El ministro de Industria terciaba así, con inesperada acritud, en la polémica desatada desde hace días por Giorgio La Malfa, ex líder del Partido Republicano, ligado por tradición a grandes grupos industriales.
La Malfa, con cuyo partido se relaciona también al ministro Savana, había declarado provocativamente que Prodi, un técnico asociado a la izquierda democristiana, no sólo retrasaba las privatizaciones sino que también se oponía a vender las grandes empresas públicas a grupos importantes privados para garantizar que, una vez privatizadas, éstas podrían seguir bajo el control de los partidos políticos.
Romano Prodi ha denunciado con insistencia que la principal debilidad del sistema económico italiano ha sido su acusada dependencia del Estado y de unos pocos grandes grupos privados familiares. En ese sentido, es firme partidario de que las empresas que se privaticen pasen a ser sociedades anónimas puras, con gestores profesionales respaldados por un accionariado difuso.
Prodi es también partidario declarado de que las privatizaciones comiencen precisamente por los bancos, a fin de que a partir de éstos se creen las grandes unidades financieras sin un control preciso capaces de abordar posteriormente la adquisición de las grandes industrias del Estado.
Por otro lado, el ex líder socialista italiano Bettino Craxi, que tiene más de 20 causas abiertas por presuntos delitos de corrupción vinculados a la financiación de su partido, ha renovado sus amenazas de llevar a sus últimas consecuencias un escándalo que ya ha llegado a prácticamente todos los confines del ámbito político italiano. Y lo ha hecho en coincidencia con una actuación que sí ha sorprendido: el ex líder socialista, que siempre se ha negado a declarar ante jueces, considerándolos enemigos políticos, se reunió voluntariamente el pasado sábado con el magistrado Antonio Di Pietro.
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