Yeltsin suspende el Tribunal Constitucional
El presidente de Rusia, Borís Yeltsin, continuó ayer acumulando todos los poderes del Estado al decretar la suspensión del Tribunal Constitucional hasta que "una nueva Constitución sea adoptada". La suspensión está motivada por "la imposibilidad de que el tribunal desarrolle sus trabajos" tras la dimisión de varios de los jueces que integran el alto organismo. Mientras, familiares y policías lloraron ayer sobre los féretros descubiertos de las víctimas de la sangrienta revuelta en las calles de Moscú y del asalto al Parlamento en dos trágicos días que llevaron al país al borde de la guerra civil.
Según el decreto presidencial, "el Tribunal Constitucional ha dejado de ser un órgano de justicia constitucional para convertirse en un arma de la lucha política". Al referirse a la conducta del titular del alto organismo, Valeri Zorkin, durante los últimos días, el decreto de Yeltsin señala que el "presidente del tribunal ha participado en actividades políticas" en violación del estatus del citado organismo.El Ministerio ruso del Interior trató ayer de justificarse por la falta de preparación de sus fuerzas policiales a la hora de combatir el motín de la oposición al tiempo que Rusia trataba de cerrar con llantos una página de su trágica historia en los funerales de una pequeña parte de las víctimas de los sangrientos sucesos del domingo y del lunes.
La bandera tricolor rusa, adornada con crespones negros, colgaba ayer, día de luto nacional, de los edificios moscovitas. En una sala del Ayuntamiento de Moscú, las fuerzas policiales se despidieron de sus seis colegas muertos en los sangrientos sucesos, que han sido calificados de "sublevación armada de los comunistas-fascistas".
Víctor Yerin, ministro del Interior, figuró entre las autoridades que despidieron personalmente el luto de los agentes, cuyos cuerpos yacían en ataúdes abiertos y forrados con tela roja. El presidente Borís Yeltsin no asistió a la ceremonia, pero a través de su secretaría de prensa divulgó un mensaje en el que pide calma y promete proteger al país de los motines. "Rusia, su pueblo y sus dirigentes deben aprender la lección de este derramamiento de sangre y deben hacer todo lo posible para que la tragedia no se repita", afirma Yeltsin.
Los policías que asistieron a la ceremonia fúnebre aseguraron que jamás perdonarán a Ruslán Jasbulátov, el ex jefe del Parlamento, ni a Alexandr Rutskói, el ex vicepresidente de Rusia (los dos recluídos en la cárcel de Lefórtovo) por la muerte de sus compañeros y prometieron que encontrarán a quienes dispararon contra ellos.
Además de los policías, otras 10 personas recibieron ayer sepultura en diferentes cementerios de Moscú, mientras en la catedral se oficiaba un solemne funeral por todas las víctimas. La televisión rusa se sumó al luto nacional y suspendió su programación habitual, sustituyéndola con música clásica.
Identificación de muertos
Según las últimas cifras, 130 cuerpos habían sido trasladados hasta ayer al depósito de cadáveres de Moscú. Tan sólo ha sido establecida. hasta ahora la identidad de 80 de ellos, según informó el vicefiscal de Moscú, Yuri Smirnov. No está claro si en este número de muertos se incluyen los que perecieron en el interior de la Casa Blanca o Parlamento.
El toque de queda, que sigue impuesto en Moscú desde las 23 horas de la noche hasta las 5 de la madrugada, dejó ayer cinco civiles heridos, y más de 3.500 detenidos.
Yerin reconoció ayer la falta de preparación de sus fuerzas para enfrentarse a desórdenes armados como los del domingo y el lunes, pero subrayó que en el asalto a la Casa Blanca trataron de ocasionar el menor número de víctimas posible y lo consiguieron como lo demuestra el hecho de que tan sólo hayan sido encontrados 49 cadáveres cuando el número de personas en el interior del Parlamento en el momento del asalto era de más de 1.000.
Por otro lado, de los 1.338 partidarios de la Casa Blanca detenidos el lunes ayer permanecían en prisión algo más de 200, y de las 160 personas conducidas a la cárcel de Lefórtovo ya han sido puestas en libertad más de los dos tercios. La citada prisión aguardaba ayer la llegada de un nuevo inquilino: Víctor Anpílov.
Se trata del líder de Rusia Obrera y Moscú Obrera (organizaciones comunistas ortodoxas, partidarias de la dictadura del proletariado) que fue detenido en la cercanías de Tula, en una dacha, y enviado a Moscú. Anpílov, que no estaba armado, ya preparaba, sin embargo, octavillas en las que incitaba a una nueva rebelión. Las fuerzas de seguridad rusas todavía buscan a otros dos jefes de la oposición armada. Se trata de lliá Konstantínov, jefe del proscrito Frente de Salvación Nacional, y Alexandr Barkashov, líder de los neonazis rusos, también proscritos.
Entretanto, ayer fue publicado el texto definitivo de las normas por las cuales se regirán las elecciones parlamentarias y locales previstas para el próximo 12 de diciembre.
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