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CRISIS DE ESTADO EN RUSIA

La depuración alcanza a los dirigentes regionales

El presidente ruso, Borís Yeltsin, quien después de disolver el día 21 de septiembre el Parlamento se topó con la resistencia de una serie de líderes regionales, ha procedido a destituir a algunos de sus oponentes y, según un cercano colaborador suyo, en estos momentos medita sobre si disolverá todos los sóviets provinciales y urbanos o sólo aquellos que se le han opuesto en las últimas semanas. Las primeras víctimas de la política autoritaria de Yeltsin frente a las regiones han sido los gobernadores de las provincias siberianas de Novosibirsk, Vitali Muja, y de Amur, Alexandr Surat.

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El primero ya había sido destituido dos veces infructuosamente, pues es un hombre muy popular en la región en que fue elegido por sufragio universal. Muja dijo ayer que los últimos cinco días había estado cumpliendo los decretos del Gobierno y del presidente -en concreto, ya había comenzado a organizar los colegios electorales para los comicios decretados por Yeltsin para diciembre- y que ignoraba las resoluciones del antiyeltsinista sóviet provincial.Víctor Yúkishev, director del Sibírskaya Gazeta, declaró a EL PAÍS, en conversación telefónica desde Novosibirsk, que aunque por el momento no hay reacción oficial debido a que el decreto de Yeltsin lo recibieron al fin de la jornada de trabajo, ya se puede decir que esta vez, a diferencia de las dos anteriores, la destitución de Muja no sólo será proclamada, sino también cumplida.

En Moscú, mientras tanto, el alcalde, Yuri Luzhkov, ha procedido a cumplir las órdenes de Yeltsin y ha disuelto al sóviet urbano y a los sóviets de distrito de la capital, que serán reemplazos por una Duma, la municipalidad rusa tradicional.

El silencio como reacción

En las provincias, la reacción de casi todos los sóviets ha sido el silencio, a diferencia de lo que sucedió el 21 de septiembre, cuando la mayoría de ellos condenó enérgicamente el decreto por el que Yeltsin disolvió el Parlamento. Incluso en algunas partes los diputados han revocado su resolución anterior, reemplazándola por una de apoyo al presidente. Así, el sóviet del territorio de Jabárovsk derogó la anteriormente aprobada decisión de no cumplir el decreto de Yeltsin sobre la reforma constitucional por etapas -es decir, disolución -del Parlamento y convocatoria de elecciones a la Duma Estatal en diciembre- y aprobó un llamamiento a no emprender acciones que puedan aumentar la tensión y la inestabilidad.

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Otras provincias antiyeltsinistas, como la de Chitá, votaron resoluciones en las que se dice que las causas de lo sucedido no hay que buscarlas sólo en Moscú, sino también en las regiones, ya que "el Sóviet Supremo se volvió incontrolable debido, en primer lugar, al apoyo de los sóviets locales".

La culpabilidad de las regiones por los trágicos acontecimientos ocurridos en Moscú fue subrayada ayer por Nikolái Medvédev, jefe de la Dirección para las

Relaciones con los Territorios, adjunta a la Administración de Yeltsin. Medvédev opinó que las decisiones tomadas por los sóviets declarando ¡legal el decreto de Yeltsin del 21 de septiembre habían influido en el comportamiento del jefe del Parlamento, Ruslán Jasbulátov, y del vicepresidente, Alexandr Rutskói.

"Por eso, los sóviets que no reconocieron el decreto del presidente de la Federación Rusa también son responsables por los trágicos sucesos", subrayó Medvédev, quien agregó que ya está preparando los materiales necesarios para que la fiscalía abra los procesos correspondientes.

Medvédev se mostró partidario de disolver estos sóviets y añadió que "la élite provincial" aún no ha comprendido que la situación "ahora es radicalmente distinta", pues ya "no pueden influir tan eficaz y activamente como antes en los órganos federales de poder". En primer lugar, "sobre el presidente". "El poder presidencial se ha reforzado sustancialmente y Yeltsin debe aprovechar. esta circunstancia", señaló Medvédev.

El presidente está dispuesto a hacerlo: Piotr Filípov, miembro del Consejo Presidencial, declaró que Yeltsin disolverá, quizás, no sólo los sóviets que no le apoyaron, sino todos.

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