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Los conservadores británicos intentan sanar heridas de su "annus horribilis"

Enric González

El curso político 1992-1993 ha sido un desastre para los conservadores británicos. El propio presidente de los tories, sir Norman Fowler, utilizó ayer la expresión latina "annus horribilis", popularizada por la reina Isabel III, para describir el último año. Fowler y el primer ministro, John Major, asistieron a la conferencia del partido inaugurada ayer con el objetivo de reanimar la deteriorada moral de la militancia. La primera noticia de la conferencia fue, sin embargo, un supuesto avance de las memorias de Margaret Thatcher en el que Major es catalogado como un "político de segunda fila".

El Daily Mirror, el único diario sensacionalista desafecto a los tories, publicó ayer con grandes alardes tipográficos una supuesta filtración de las memorias de la ex primera ministra Margaret Thatcher. En el texto, una reelaboración periodística con muy pocas citas textuales, se atribuía a la hoy lady Thatcher una larga serie de frases desdeñosas hacia su sucesor en el inquilinato del 10 de Downing Street.Sensacionalismos al margen, el fondo del artículo era probablemente cierto. Y constituía un excelente recordatorio para las bases tories. En cuanto terminara la habitual tregua de la conferencia y se apagaran los discursos triunfalistas, las cosas volverían a la sombría normalidad: un primer ministro impopular, acosado por su antecesora y un sector de sus parlamentarios y unas perspectivas muy siniestras para las elecciones locales y europeas de la primavera próxima.

Las memorias de lady Thatcher, guardadas en gran secreto, se publicarán la semana próxima. Todo indica que el libro inflamará aún más la creciente nostalgia tory por la Dama de Hierro y por, en frase confidencial de John Major, la "época dorada que nunca existió".

Recibimiento triunfal

Lady Thatcher llegará hoy a Blackpool, la ciudad costera donde están congregados los conservadores hasta el viernes, y se le prepara un recibimiento triunfal. Cuanto más crece la devoción por lady Thatcher entre las bases tories peor se ponen las cosas para Major.Sir Norman Fowler admitió ayer que en su "annus horribilis" los conservadores británicos no habían dado una a derechas. "Parafraseando a Oscar Wilde", dijo, "hemos tenido que enfrentarnos a todos los inconvenientes, menos el de la popularidad". Y pidió a sugente que se sobrepusiera al desánimo, recobrara la unidad y se lanzara a por las próximas elecciones.

Fowler proclamó la necesidad de "trazar una línea" que dejara atrás el pasado. Por tercera vez en un año, el presidente de los conservadores pintaba su querida raya imaginaria. La primera vez, en octubre de 1992, durante la pasada conferencia: con las elecciones recién ganadas, había que olvidar las divisiones sobre Europa. La segunda vez, en junio, al concluir la dramática ratificación de Maastricht: había que olvidar las divisiones sobre Europa.

Ayer, en su tercera línea, Fowler pudo citar la división sobre Europa y algunas otras: la causada por la próxima subida del Impuesto sobre el Valor Afiadido (IVA), la de la privatización ferroviaria y, sobre todas, la suscitada por el propio John Major. En la sala de conferencias, sin embargo, todo era una balsa de aceite.

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