Yeltsin rodea el Parlamento con alambre de espino, camiones y miles de policías
Los impresionantes refuerzos policiales, que ayer impermeabilízaron la Casa Blanca, la sede del Parlamento ruso, complicaron anoche el conflicto entre el presidente Borís Yeltsin y el legislativo, al enfrentarse con manifestantes que levantaron barricadas y provocaron un caos circulatorio en la capital. En escaramuzas de varias horas, hubo golpes, carreras y un número indeterminado de heridos y contusionados. La Casa Blanca, el principal foco de resistencia a su voluntad presidencial, apareció ayer rodeada de miles de agentes, alambre de espino, camiones y gran despliegue de material antidisturbios.
Yeltsin asumió así nuevos riesgos al cumplirse una semana desde que disolvió el Parlamento, donde, pese a las durísimas condiciones, resistían unos doscientos diputados. El presidente estaba en situación delicada, ya que le urgía poner fin a la oposición de la Casa Blanca para seguir con su plan de elecciones, pero, en el empeño, debía procurar no manchar su imagen de sangre."La sangre derramada caerá en las cabezas de los que apoyan el golpe de Estado", manifestó ayer el jefe del Parlamento, Ruslán Jasbulátov, que, junto con el vicepresidente Alexándr Rutskói, seguía en el interior del edificio. Jasbulátov aseguró que rechazarían un eventual ataque.
El alcalde de Moscú, Yuri Lushkov, y el portavoz presidencial, Viacheslav Kóstikov, desmintieron que se planeara un ataque de la Casa Blanca. Hasta primera hora de la madrugada, la policía utilizó sus recursos para repeler a quienes llegaban desde fuera del cerco, pero no actuó contra quienes estaban dentro de él.
Un grupo de diputados decidió ayer continuar la resistencia en el Ayuntamiento del barrio de Krasnopresnenskaia, cercano a la Casa Blanca, en vista de que la policía no dejaba entrar en este edificio a los diputados que, por razones diversas, se habían ausentado temporalmente de él.
En el Ayuntamiento de Krasnopresnenskaia se reunieron también diputados de los sóviets provinciales, llegados de diversos puntos de Rusia, en solidaridad con sus colegas del Parlamento federal. La polícia les impidió el paso a una fallida reunión de sóviets locales y de las provincias, que había sido convocada por Jasbulátov en la Casa Blanca.
El patriarca Alejo II, que interrumpió un viaje a Estados Unidos para regresar a Moscú, pidió un "compromiso" en el conflicto entre el presidente y el Parlamento y advirtió que Rusia corre dos graves peligros: el derramamiento de sangre y la desintegración del Estado.
El Consejo Federal, concebido para reunir a los representantes del Ejecutivo y el Legislativo de los 89 territorios de Rusia, debía reunirse esta semana, pero el presidente no tiene prisa por departir con los barones regionales y aplazó la cita hasta nuevo aviso. Yeltsin ha previsto que el Consejo Federal, que hoy tiene carácter consultivo, pase a ser la cámara alta del futuro parlamento ruso (la Asamblea Federal) sin elecciones previas. Prestigiosos politólogos rusos creen que el Consejo Federal debería ser elegido simultáneamente a la cámara baja (Duma Estatal).
En la ciudad de Novosibirsk (en Siberia Occidental) se celebra hoy una cumbre de la Unión de Siberia, la organización de los dirigentes de 19 provincias de la zona más rica de Rusia. La cumbre mostrará en qué medida los líderes siberianos están dispuestos a apoyar a su presidente Vitali Muja, el jefe de la Administración de Novosibirsk, según dijo el director de Sibirskaia Gazeta, Victor Iukéchev, desde aquella ciudad. Muja, cesado por Yeltsin, seguía ayer desempeñando sus funciones, aunque los poderes fácticos locales parecían orientarse hacia el representante presidencial.
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