Jaque mate de una larga partida
La disolución del Parlamento ruso hace un semana no fue tanto el fruto de un arranque repentino de furia de Borís Yeltsin como la conclusión final de un plan puesto en marcha meses atrás. Ha tenido que pasar un año entre el momento en que el entorno de Yeltsin empezó a hablar de la necesidad de establecer "el Gobierno presidencial directo" y de adoptar "medidas decisivas" contra el Parlamento, y el día en que todo ello se hizo realidad. El intento anterior, en marzo, no se consumé, pero sirvió para saber con precisión quién estaba con el presidente y quién no.El intento de marzo situó definitivamente al vicepresidente Alexandr Rutskói en el bando del Parlamento, lo que le costó el cargo el 1 de septiembre. Medio año atrás, otros dos pesos pesados decepcionaron al presidente al no apoyarlo: Yuri Skókov, entonces secretario del Consejo de Seguridad, y Víktor Baránníkov, en aquel momento ministro de Seguridad (el antiguo KGB). Skókov fue destituido en mayo y Baránnikov cayó a finales de julio. Este último hecho es importante para entender los acontecimientos de la semana pasada.
Barárinikov fue destituido "por no cumplir las normas éticas y por graves errores en el desempeño de su trabajo" que traducido significa que se le acusó de estar implicado en casos de corrupción y se le responsabilizó de la muerte de varios soldados de fronteras rusos en la línea que separa Tayikistán de Afganistán.
Pero junto a esos motivos, comentaristas de ambos bandos señalaron la existencia de razones políticas. El semanario demócrata Novedades de Moscú apuntó que. la destitución fue, entre otras cosas ' "un paso calculado de Yeltsin, que primero descabeza el Ministerio de Seguridad y más adelante acabará con el doble poder" es decir el Parlamento.
Confusa política
El caso de Baránnikov es una muestra de lo confusa que a veces es la política de Yeltsin. Lo puso al frente del Ministerio de Seguridad en enero de 1992 para que sustituyera a Vadim Bakatin, un reformista de verdad que se había atrevido a iniciar el desmantelamiento del poderoso KGB por encargo de Mijaíl Gorbachov, todavía en tiempos de la URSS. Yeltsin permitió que Baránnikov deshiciera el trabajo de Bakatin y sólo tres días antes de disolver el Parlamento nombró. a Nikolái Golushko, segundo de Baránnikov, ministro de Seguridad, tras asegurarse su fidelidad.
Una vez neutralizado el Ministerio de Seguridad, Yeltsin pudo tomar con garantías sus "medidas decisivas", dado que ya tenía asegurada desde hacía meses la fidelidad de las cúpulas de los otros dos ministerios armados: Interior, con Víktor Yerin al frente, y Defensa, encabezado por el general Pável Grachov. Lo que no tenía garantizado el martes, y sigue sin tenerlo, es el comportamiento de las autoridades de determinadas repúblicas nacionales y regiones.
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