El peso de la deuda lastra los esfuerzos de convergencia de Bélgica
Bélgica intenta también conseguir su pacto social, destinado a recortar los costes salariales para mejorar la competitividad. El Gobierno de centro-izquierda de Jean-Luc Dehaene es el último de la CE que pugna por mantener la política de moneda fuerte después de la reforma del SME el pasado 2 de agosto.
Las pesimas caras ue coyuniura económica registradas en los últimos meses sitúan al franco belga en una posición especialmente frágil, de la que sólo podrá salir, según los expertos, si los operadores financieros confían abiertamente en un plan de austeridad pactado por patronal y sindicatos, que debe empezar a discutirse a principios de octubre.El franco fuerte de los belgas, anclado al marco alemán desde 1990, ya se ha depreciado un 4% desde el 2 de agosto, día en que el Sistema Monetario Europeo se convirtió en un sistema de cambios flotantes en una banda del 30%. En aquella ocasión, el banco central belga intentó convencer a los mercados de la posibilidad de mantenerse dentro de la banda de oscilación de +/2,25%, anterior a la nueva situación, al igual que el florín holandés.
Intervenciones masivas del banco central y subidas de tipos de interés justo cuando los otros países intentaban bajarlos, han permitido al pequeño franco mantenerse en una zona todavía bastante pegada al marco, pero la tendencia a la depreciación ha seguido, como consecuencia de la lectura negativa que están haciendo los operadores financieros de los indicadores de la economía belga.
"La situación del franco ha mejorado ligeramente en el corto plazo" asegura un alto funcionario del Consejo Central de Economía, y además "no se ha roto todavía la vinculación al marco, por lo que todavía queda un pequeño margen para la ma niobra". Pero la posibilidad de que se aproveche este pequeño margen, según la mayoría de los expertos, estriba en la credibilidad de las medidas de austeridad que está preparando el Gobierno y que quiere consensuar en un pacto social.
El diagnóstico de los males belgas es prácticamente unánime y se llama falta de competitividad. El último informe del Consejo Central de la Economía asegura que Bélgica ha perdido en 1994 un 7% de su mercado exterior en relación a sus competidores inmediatos (Alemania, Francia, Holanda, Reino Unido e Italia), después de resultados igualmente negativos en 1992 (-5,8%) y en 1991 (-3,6%).
Comité de 'sabios'
Un comité de sabios nombrado por el Gobierno, bajo la presidencia del propio gobernador del banco central, Fons Verplaetse, entregará la próxima semana su propuesta de pacto social. Los expertos proponen recortar los costes salariales, mediante un aligeramiento de las cargas fiscales y sociales. La reducción oscilará entre 70.000 y 150.000 millones de francos belgas (260.000 y 555.000 millones de pesetas), que significan entre un 1% y un 2% del PNB de Bélgica. El plan prevé también un corte de 50.000 millones de francos (185.000 millones de pesetas más) en gastos de la Seguridad Social.
La creación de nuevos impuestos sobre el tabaco, el alcohol y los derivados del petróleo y un aumento del IVA compensará la pérdida de ingresos del Estado. Los sabios proponen que los incrementos de precios producidos por los impuestos especiales al consumo no repercutan a efectos salariales en el índice de precios, cuestión ésta que es aceptada por dirigentes socialistas, pero que rechazan enérgicamente los sindicatos.
Este debate afecta a uno de los tabúes sindicales de Bélgica como es la indización automática de los salarios con la inflación, considerada por los expertos como una de las causas de los altos costes del trabajo. Las alternativas planteadas hasta ahora, de congelar la indización durante un tiempo, de mantener la indización pero con actualización anual -según el modelo alemán- o lisa y llanamente su eliminación, son recibidas de uñas por los sindicatos.
El propio Gobierno considera que no cabe poner en peligro la paz social, cuestión que irrita a la oposición liberal tanto flamenca como valona. El primer ministro Jean-Luc: Dehaene aseguró esta semana ante el Senado que no se podía recuperar la competitividad a costa de la Seguridad Social y de la eliminación de puestos de trabajo.
Este sería, según el Gobierno, el resultado de las políticas que propone la oposición liberal encabezada por Guy Verhoefstat y Jean Gol.
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