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EL CONGRESO DEL ÓRDAGO

El ultimátum de dos ediles amenaza la mayoría del PP

Mota y Martínez Blanco crearán el grupo mixto si Aznar no intercede para que el alcalde les conceda más poder

Javier Casqueiro

El congreso se anunciaba tranquilo, empezó aburrido y terminó diluido en una vorágine de especulaciones. Hacía siete años que no se celebraba y este paréntesis originó bastante expectación al corroborarse que el anterior presidente, Luis Eduardo Cortés, cerraba definitivamente su ciclo al frente de la organización en Madrid al no presentarse a la reelección por sugerencia dírecta de José María Aznar.Algunos pesos pesados del sector renovador del partido, implantados por el propio Aznar en Madrid, filtraron. la necesidad de emprender una renovación de las viejas estructuras que comenzase por la nueva ejecutiva y llegase al Ayuntamiento de Madrid.

A la segunda refundación del PP de Madrid, sin embargo, le han salido pronto demasiados granos. Las personas de confianza del anterior presidente se resistieron a desaparecer y los concejales catalogados dentro de la vieja guardia del partido fueron señalados en una lista negra de candidatos a no repetir en las próximas elecciones.

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Venancio Mota Álvarez y Manuel Martínez Blanco figuraron en los puestos de cabeza de esa lista, pero no fueron los únicos. Eso sí, han sido los primeros en reaccionar. Están descontentos con su situación en el partido no han entrado en el comité ejecutivo-, con su estatus en el grupo municipal y con la nula receptividad del alcalde a sus propuestas.

Atacan a algunos componentes de la nueva directiva recién llegados al PP por copar cargos -citaron a Rodrigo Rato y Alberto Ruiz Gallardón- y se refieren a los renovadores como ,estos chicos simpáticos".

Se sienten orgullosos de ser calificados como la vieja guardia de Alianza Popular, pero no de ser los números 28 y 29 de la pasada lista. Sus compañeros, tanto del Ayuntamiento como de la ejecutiva, les acusan de haber montado este "chantaje" para no caerse de la foto en las próximas elecciones y de querer repetir en el cargo a cualquier precio. Ellos lo niegan y aseguran que no desean continuar.

Algún compañero insinuó ayer que los díscolos tan sólo persiguen fines económicos: "Ellos están en muy pocos Consejos de Administración de empresas públicas, que es donde se saca un sobresueldo importante, y otros están hasta en 10". Fuentes municipales informaron, sin embargo, que tan sólo se puede percibir remuneración por la asistencia a dos.

El problema de calado para el PP del ultimátum de estos dos ediles es mantener el gobierno del Ayuntamiento. El PP obtuvo en las últimas elecciones 30 concejales y gobierna con mayoría absoluta por dos votos. El PSOE tiene 21 y seis IU.

Los concejales no hablan directamente de que apoyarían una hipotética moción de censura, pero sí de "actuar en consonancia con los intereses de los madrileños si el alcalde no rectifica", o si Aznar no los recibe. Ni Mota ni Martínez Blanco sabían ayer que el presidente nacional del PP inicia el lunes un viaje a México de ocho días.

"En el Ayuntamiento de Madrid hay varias categorías de concejales: de primera, de segunda, de quinta, y, como nosotros, ordenanzas con chófer", estalló ayer Mota. "En el Ayuntamiento sólo mandan tres personas; el alcalde, el primer teniente de alcalde, Luis María Huete, y Esperanza Aguirre [tercera teniente de alcalde y concejal de Medio Ambiente y Cultura], y ninguno de los tres procede de Alianza Popular, sino de partidos fracasados, como UCD, el Partido Liberal o el PDP", relató enfadado, a su vera, Martínez Blanco.La pareja inseparable

Mota y Martínez Blanco van juntos a todos lados, han preparado unidos su estrategia y ayer comparecieron en pareja ante todos los medios de comunicación a su alcance. "Estamos hartos, pero no somos los únicos", indicaron. No precisaron nombres.

"Tengo muy presente esa imagen de Ángel Matanzo [ex presidente de Centro] llorando sobre los hombros del alcalde cuando fue destituido. Yo no voy a llorar sobre nadie", dijo envalentonado Martínez Blanco. Matanzo ratificó inmediatamente que no secundaba el comportamiento de sus compañeros y se ofreció como "mediador" para que entraran en razón. Fue rechazado con malos modos.

Issac Ramos (San Blas), Clemente Torres (Arganzuela), Matanzo y Ángel Larroca (Salamanca), concedieron alguna razón a la crítica de fondo planteada por los rebeldes sobre la pérdida de poder real en los distritos. Sigfrido Herráez (Latina y vicesecretario desde ayer de la nueva ejecutiva regional), Miguel Cantos (Chamartín) y los ediles citados rechazaron la forma y el foro elegido para hacer público el problema.

Martínez Blanco y Mota resumen -en teoría- sus reivindicaciones en que ya no pueden decidir nada sobre la limpieza en sus barrios, sobre los problemas de seguridad por la falta de policía y también en que ya no tienen nada que decir sobre las calas (zanjas que se abren para acometer obras menores). Esta última competencia les ha sido retirada en esta legislatura. Las restantes son reclamaciones históricas.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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