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Schlesinger abandona la presidencia del Bundesbank

El consejo directivo del Bundesbank (banco central alemán), presidido por última vez por Helmut Schlesinger, no modificó el precio del dinero, que había reducido en su anterior reunión quincenal. El tipo de interés lombardo está en un 7,25% y el de descuento en un 6,25%. Schlesinger, de 69 años, que accedió al cargo tras la renuncia de Karl Otto Pöhl, cerraba de esta manera sus dos años al frente de la institución que dicta la política monetaria europea. Un periodo que se anunciaba de transición y que ha acabado siendo el más agitado de los 44 años de vida del Bundesbank.

Antes de ceder el puesto a Hans Tietmayer -hasta ahora vicepresidente- Schlesinger asistirá en Washington a la reunión del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional (FMI). Su sucesor, al margen de las tormentas eventuales que puedan sobrevenirle, se encuentra ahora con una situación mucho más reposada que la que le tocó vivir a Schlesinger. El precio del dinero vuelve a estar en los niveles en los que lo dejó Pöhl, y aunque la inflación se mantiene tozuda por encima del 4%, las perspectivas anuncian, que tiende a ceder.El auténtico problema está en como reparar el daño que la política de altos tipos ha causado entre los socios europeos y también como una institución, cuya principal misión es la estabilidad monetaria, puede ayudar a la economía alemana a salir de la profunda crisis en que se encuentra la economía.

En lo que se refiere al primer punto, si tuvo que enfrentarse a críticas en su propio país, éstas palidecieron en comparación con las que recibió, por ejemplo, de Londres y París. La libra esterlina y la lira italiana abandonaron hace un año el SME y, finalmente, en agosto pasado, fue la totalidad del mecanismo de cambios europeo lo que estalló, forzando la ampliación de las bandas de fluctuación hasta un 15%.

De cara al interior, sin embargo, y pese la las críticas que recibió de una parte del empresariado -impedido de invertir a causa de los altos tipos-, ahora el interinato de Schlesinger empieza ya a verse con mejores ojos, bajo el argumento de que su resistencia ante las enormes presiones y su fidelidad, inquebrantable a los principios de estabilidad monetaria en los que se basa el Bundesbank, no han hecho más que fortalecer a esta institución y al marco alemán.

Si Schlesinger, que empezó en los escalones más bajos del Bundesbank hace 40 años, representaba la inmutabilidad del alto funcionario y también su falta de imaginación, su sucesor Tietinayer procede del mundo de la política -fue subsecretario del Ministerio de Hacienda- y se espera de él una mayor presencia internacional o, lo que es lo mismo, que repare el daño que ha causado su predecesor en las relaciones con los países del SME.

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