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Derribado un avión civil con 27 personas cerca del aeropuerto de Sujunu

Un avión de pasajeros Tupolev 134, procedente de la ciudad rusa de Sochi, fue abatido ayer cuando se acercaba al aeropuerto de Sujumi, la capital de Abjazia, en donde las fuerzas georgianas mantienen sus posiciones frente al asedio de los separatistas abjazos. A bordo del avión viajaban 21 pasajeros y seis miembros de la tripulación. Entre los primeros figuraban, al parecer, los delegados georgianos que participan en Sochi en las conversaciones de paz con los separatistas abazos. El avión se precipitó en aguas del mar Negro.

En el mismo vuelo tenían previsto viajar un grupo de periodistas georgianos, rusos y de otras nacionalidades que cubren las conversaciones de paz entre abjazos y georgianos, pero en el último momento las autoridades de Sochi no les autorizaron a embarcar, informa Efe desde Sujumi.Mientras, enconados combates continuaban ayer en los suburbios de Sujumi, según los georgianos, en cuyas manos se encuentra esta ciudad desde el verano del año pasado, cuando estalló la guerra contra los secesionistas abjazos, que se ha cobrado ya miles de vidas. Edvard Shevardnadze, el presidente de Georgia, encabeza personalmente la defensa de la sitiada Sujumi y está decidido a resistir "hasta la última gota de sangre".

Más de 350 soldados han muerto por ambas partes sólo en los últimos días, señalan fuentes georgianas, y los bombardeos de la capital abjaza han causado 70 muertos y 600 heridos entre la población civil.

Los abjazos afirmaban ayer encontrarse a sólo 300 metros del edificio del Consejo de Ministros en Sujumi. "Estamos en la ciudad", declaró ayer el ministro de Defensa abjazo, Soltán Soslaníyev.

Desintegración de Georgia

Shevardnadze declaró que las fuerzas georgianas no entregarán Sujumi pase lo que pase. "La pérdida de Sujumi significa la de sintegración del Estado", de claró.La verdad, muy amarga para el presidente de Georgia, es que de hecho su país ya se ha desintegrado. Los georgianos no controlan Osetia del Sur, que perdieron en otra guerra; ni Abjazia, donde la derrota ha sido humillante. La firma de los acuerdos de Sochi, el 27 de julio pasado, fue el reconocimiento indirecto georgiano del desastre militar sufrido allí. Y ni siquiera dominan lo que siempre ha sido Georgia: en el occidente del país, en Megrelia, los partidarios del derrocado presidente Zviad Ganisajurdia bloquean las vías de comunicación que unen Tbilisi, la capital, con el mar Negro y cuando quieren toman importantes ciudades. La única isla de estabilidad la representa Adzharia, habitada por georgianos musulmunes. Pero tampoco allí manda Tbilisi, sino el Gobierno local de esta república autónoma.

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Shevardnadze no puede permitir la caída de Sujumi, ni puede pedir a sus hombres que abandonen la ciudad sin combatir y salgan por el corredor que los abrazos están dispuestos a abrirles. Por mucho que, en palabras del ministro de Defensa ruso, Pável Grachov, esta sea la "única solución", el líder georgiano nopuede asumirla, pues sus compatriotas no se lo perdonarían.

Los georgianos consideran las tierras abjazas históricamente suyas y aunque se comprometieron a sacar todas sus tropas y equipo militar del territorio y a permitir que las autoridades legítimas -el dirigente secesionista Vladislav Ardzinba- regresaran a Sujumi, en la práctica no lo hicieron, lo que sirvió de pretexto a los abjazos para romper el alto el fuego la semana pasada e infligir nuevas derrotas a los georgianos.

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