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La música europea ha perdido su raíz terrena, dice Angelo Branduardi

El músico italiano actúa hoy en Madrid junto a El Ultimo de la Fila

Artista clave en Italia por su virtuosismo instrumental y su manera de fusionar estilos clásicos, fólclóricos y rockeros, el reconocimiento europeo de Angelo Branduardi ha pasado de largo bajo los Pirineos. Para cubrir esta laguna, Branduardi acaba de publicar Confesiones de un malandrín, un disco que recoge lo más significativo de su carrera, y realiza una gira con El último de la Fila, con los que actúa hoy en la plaza de Las Ventas, en Madrid. Después, el grupo español acompañará a Branduardi en Italia.

Desde los tiempos gloriosos de San Remo, allá en los años sesenta, la música italiana es la gran desconocida en España. Su relevo ha sido tomado por Eros Ramazotti y una nueva hornada de melódicos de voz rota. Entre unos y otros -con muy pocas excepciones-, 25 años de silencio. Dentro de este silencio, Angelo Branduardi."Nací en Lombardía hace 43 años", dice Branduardi a modo de presentación. "Crecí en una zona agrícola; en el siglo XVIII, mis antepasados eran los mayores latifundistas de la región". Y el artista recuerda el origen sefardí de su madre, su temprano traslado a Génova, sus comienzos en la música.

"Cuando a los seis años vi por primera vez un violín, sentí que era mi instrumento", dice. Tras pasar por el conservatorio, Branduardi publicó dos discos como solista, con obras de Vivaldi y Paganini, antes de grabar su primer disco no clásico, que jamás llegó a publicarse. En 1974, su primer disco oficial fue un rotundo fracaso. Era la época de los cantautores políticos. "Yo cantaba fábulas", aclara Branduardi.

Inesperadamente, en 19 6 alcanzó el éxito europeo, y en la década de los ochenta llegó la crisis de los cantautores, que afectó a Branduardi. "Me retiré a estudiar armonía y composición; escribí música para cine, para ballet y una pequeña ópera para marionetas. Más tarde experimenté con los ordenadores, pero todas estas búsquedas solitarias acaban por impedir la comunicación". Para Branduardi, los ochenta tienen mucho que ver con el conformismo. "Cuando el artista está exitado vive al otro lado del espejo. Durante aquellos años tuve la impresión de que detrás de ese espejo no había nada".

Hoy, Angelo Branduardi intenta recuperar el tiempo perdido y acompaña la gira española de El último de la Fila. "Es un artista que admiramos", dijeron ayer los miembros del grupo catalán durante la recogida de los cuatro discos de platino por los 400.000 discos vendidos de Astronomía razonable. Es su manera de tender un puente entre dos países alejados en lo musical. El dominio de la música anglosajona sobre la europea está en el fondo de este distanciamiento. "La música europea ha tenido una gran invención: la música vertical, la armonía", dice Branduardi. "Ha inventado la música cultivada, pero se ha separado de la sensibilidad popular. El europeo escucha un réquiem sin muerto; ha perdido la raíz terrena, el contacto con la vida cotidiana. La música extraeuropea mantiene esa funcionalidad. De ahí la importancia del rock, que es el hijo de la música popular extraeuropea".

Y Angelo Branduardi termina hablando de la música mediterránea -"fue un ejercicio intelectual"-, de su posición -"hago música del mundo de manera inconsciente desde hace muchos años"- y de sus actuaciones en España: "En el resto de Europa lo tengo más controlado, pero en España dependen de la adrenalina".

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