_
_
_
_

Los autores acribillaron a un hombre desarmado el pasado día 1

Doce implicados en el 'fusilamiento de La Jungla se entregan a la policía por miedo a la ley gitana

El miedo a las represalias ha podido más que el amor a la libertad. Doce de los 17 presuntos autores de los disparos que mataron a Honorio Bruno Silva, de 28 años, el pasadodía 1 en el poblado de La Jungla prefieren la cárcel a huir permanentemente de la familia del fallecido. "Es que va a haber venganza" sentencia Lola, una vecina del poblado (en Vicálvaro). Los 12 detenidos pertenecen auna misma familia (los Vargas Suárez, también conocidos como el clan de la Juliana). Una condena judicial no zanjará la disputa: "Cuando salgan de prisión tendrán que abandonar España" explica Lola.

El miércoles 1 de septiembre, Honorio Bruno se presentó en el poblado de La Jungla, donde viven unas 50 familias dedicadas a la venta de sanitarios y muebles de cocina. Llegó allí a pesar de que había sido desterrado -en aplicación de las leyes gitanaspor culpa de una disputa anterior que también acabó a tiros, aunque no hubo víctimas. Los testigos de la muerte de Honorio reiteran que éste iba desarmado y que sus agresores -unas veinte personas- le mataron por la espalda cuando intentaba huir, acompañado de tres gitanos de respeto que pretendían mediar en el conflicto (véase -EL PAÍS del 3 de septiembre)."El muerto es sobrino del tío Casiano [un conocido patriarca gitano] y éste tomará cartas en el asunto", añade Lola. Honorio mur¡ó por una venganza, y por miedo a ella se entregaron ayer a la policía 12 personas presuntamente implicadas en los hechos. La policía atribuyó los disparos a cuatro hombres en un primer momento, pero los testigos han dado los nombres de 17. Además de la docena que se presentó ayer ante la policía, otro más se halla detenido desde el día 9.

El día del fusilamiento, las casas de la familia Vargas Suárez se vaciaron. Sus puertas permanecen precintadas desde entonces por causa de la investigación, los porches sirven de cocina de juguete a los chavales del poblado y los sanitarios que ofrecían van desapareciendo poco a poco.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_