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EI BBV considera "impredecible" el momento en que la crisis tocará fondo

El servicio de estudios del Banco Bilbao Vizcaya, en su Informe Económico de 1992, asegura que es "impredecible en qué momento tocará fondo la depresión que hoy padecemos". Al analizar la crisis, el banco afirma que "el dato más relevante" es la evolución de los costes laborales, porque "su crecimiento explica la profunda pérdida de competitividad de la economía española".

El aumento acumulado de costes laborales entre 1987 y 1992 ha sido en España del 38,5% (el 6,7% anual acumulativo), mientras que en los países centrales de la Comunidad Europea era sólo del 12,8% (el 2,4% anual acumulativo). Según el informe del BBV, la diferencia de 4,3 puntos por año "se ha traducido en la espectacular caída del excedente empresarial", "ha desplazado a las empresas de los mercados", ha reducido la renta disponible y, por tanto, es una de "las raíces de la crisis".

Si la política de rentas es, para el BBV, una de las raíces de la crisis, la otra es la política presupuestaria. "El déficit público, derivado de una política presupuestaria incontrolada, termina siendo la otra causa fundamental del deterioro de la economía, que ha llevado a la situación de recesión, del momento presente", se asegura en el informe.

El déficit "tiene efectos negativos sobre la inflación", añade el banco, "pero su mayor efecto negativo procede de la necesidad de financiación que, ante un ahorro nacional escaso, tiene que acudir al mercado exterior de capitales", lo que eleva los tipos de interés y encarece la inversión. La reducción del déficit es la primera de las cinco medidas que propone el informe para salir de la crisis. "El presupuesto debe administrar con eficiencia los recursos disponibles y eliminar progresivamente el déficit público que tanto daño causa a la economía española", subraya.

Adaptarse a la realidad

La segunda medida se refiere a la política de rentas, que "tiene que adaptarse a la realidad de la competencia". Esa política debe acometer, según el banco, la flexibilización de los mercados, "en especial el de trabajo, tanto en las condiciones para la contratación y extinción de empleo como en la fijación del nivel salarial como una consecuencia de la evolución de la productividad". Advierte que "fijar salarios al margen de la situación de las empresas conducirá, como muestra la experiencia diaria, al cierre de éstas con la pérdida de empleos que ello deriva".Además, el banco solicita una actuación decidida en el mercado de servicios para acabar con la inflación dual, por la que el precio de los servicios crece el doble que la media del IPC. Para evitarlo, habría que "romper las posiciones cuasimonopolísticas" de algunas empresas de servicios y actuar "sobre la fijación de las tarifas de los servicios públicos".

La cuarta medida se refiere a la política monetaria, que debe "contribuir al buen funcionamiento de las políticas presupuestaria y de rentas", y garantizar que la fortaleza de la peseta proceda de la mejora de la competitividad y no de los altos tipos de interés". Por último, el banco defiende que "la política industrial y agraria (no proteccionista) debe recobrar su importante papel".

El BBV muestra también su preocupación por la caída del ahorro "que en 1988 alcanzó al 22,6% del PIB, descendió hasta el 21,3% en 1991, para bajar hasta el 19,4% en 1992, lo que supone una pérdida de 3,2 puntos del PIB". La falta de ahorro repercute en la caída de la inversión privada, cuyo impulso es necesario para superar una crisis de la que no se vislumbra el fondo hasta "finalizar el segundo semestre de 1993".

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