El reconocimiento de Israel consuma la fractura en el seno de la OLP
El entendimiento entre Yasir Arafat, el líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), e Israel ha abierto una sima en el movimiento palestino: ha consumado la división en el seno de la OLP y ha radicalizado aún más a los extremistas que desde fuera venían oponiéndose a su liderazgo. Quienes no piden el juicio del líder palestino por colaboracionista, le condenan a muerte. Arafat reclamó ayer ayuda a la nación árabe y prometió que con ella "la bandera palestina ondeará en la tierra de Palestina". La fractura entre palestinos no impedirá que el lunes se firme en Washington el acuerdo para la autonomía de Gaza y Jericó.
Sumadas las ausencias por despecho a los votos en contra, Arafat sólo consiguió ganar el jueves por la mínima en el Comité Ejecutivo de la OLP su reconocimiento de Israel. Anoche, en cambio, la votación para aprobar el acuerdo Gaza y Jericó, primero se saldó con nueve votos a favor y tres en contra.El proceso de paz recibió anoche otro importante impulso al anunciar el rey Hussein de Jordania su intención de firmar la semana próxima un protocolo de intenciones con Israel encaminado a sellar su reconciliación. El monarca jordano llegó, incluso, a aventurar que Siria y Líbano se adentrarán en breve por idéntico camino.
Para los partidarios de seguir con la Intifada, la afrenta no puede ser mayor. Desde que el 9 de diciembre de 1987 comenzara la insurrección palestina contra la ocupación, Arafat les alentaba cada día 9 a redoblar sus esfuerzos. Ahora, en este 9 de septiembre, les instaba a normalizar sus vidas y a rechazar la violencia. Fue "un día negro para Palestina", a ojos de los extremistas.
La ira de los radicales tuvo su contrapartida en las calles de Jerusalén, donde grupos de fieles a Arafat mostraron ruidosamente su alegría ante la apertura de una nueva era. Los israelíes ultraderechistas mostraron en Jerusalén su repudio al entendimiento con Arafat y motejaron de traidor a su primer ministro, Isaac Rabin.
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