El líder de los socialistas chilenos espera un juicio histórico favorable a la figura y a la obra de Salvador Allende
Luis Maira, secretario general del Partido Socialista chileno espera con "mucha tranquilidad y mucha fe el juicio histórico" al expresidente Salvador Allende. Para Maira, que se encuentra en Madrid para participar en un acto de homenaje al ex presidente, con motivo del 20º aniversario del golpe militar de Augusto Pinochet, "hay dos dimensiones para valorar la figura de Allende, una es la de líder chileno, y otra la de formulador de un proyecto de sociedad". "El balance final de su obra como líder político está aún pendiente", porque todavía existen demasiadas "pasiones".
El Allende pensador político que "en plena guerra fría elaboró un proyecto de reforma social emancipatorio", que fundió "democracia y socialismo", se encuentra en proceso de recuperación en América Latina, según Maira. El hundimiento de bloque comunista "no ha afectado a este modelo". Han sido, al contrario, los excesos del neoliberalismo y de las dualidades del capitalismo salvaje" los que han supuesto una vuelta a las tesis de Allende para recuperar la "identidad nacional" y satisfacer las aspiraciones igualitarias".El problema político de Allende fue no evaluar "con cuánta mayoría se puede hacer un cambio de tales dimensiones", apunta Maira, quien recuerda que Allende llegó al poder sólo con el 36% de los votos y no supo conseguir un apoyo mayoritario de otras fuerzas, como la democracia cristiana.
Ese refuerzo del poder institucional es, según Maira, lo que persigue desde 1990 el Gobierno de Concertación del presidente Patricio Aylwin contra los "poderes fácticos" (elementos de la derecha, empresarios, militares). Por ello, el partido socialista ha dado su apoyo al democristiano Eduardo Frei, candidato presidencial favorito a las elecciones de diciembre. Maira considera "satisfactorios" los resultados económicos y sociales de los últimos tres años y reconoce que la dictadura de Pinochet concluyó con "un registro económico positivo", que constituyó un "elemento favorable para la transición". La permanencia de Pinochet al mando de las fuerzas armadas también supuso un "factor de unión de funciones de Gobierno", al aglutinar a las fuerzas políticas mayoritarias en una coalición, y un elemento de cohesión dentro del Ejército que impide focos de disidencia.
La transición sin embargo, "aún no ha concluido", apunta el líder socialista. Quedan las cuentas pendientes de las relaciones con el Ejército y los juicios a militares por violaciones de los derechos humanos durante una dictadura, que, en palabras de Maira, ha sido "admirable en su poder de supervivencia".
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