17 minutos para vender felicidad
Faisal Al-Huseini eligió ayer el semillero del integrismo islámico-palestino para tratar de vender el proyecto de Yasir Arafat a quienes lo consideran como una capitulación frente a Israel. El líder palestino, reflejando puntillosamente el pensamiento de Arafat, dijo que la opción Gaza-Jericó es sólo el primer paso hacia la declaración de un Estado palestino libre e independiente con Jerusalén como su única capital.En un discurso de 17 minutos, Al-Huseini prometió libertad, justicia, orden y prosperidad para los territorios ocupados donde ayer había evidentemente fe en el proceso de paz. Bajo un enorme retrato de un sonriente Arafat, Huseini trató de explicar la fisonomía del futuro Estado palestino y le fue bien. Sus palabras fueron interrumpidas por largas ovaciones y vivas a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y a su líder, Arafat. "Vamos a construir nuestro Estado y ya estamos en ello", dijo refiriéndose a la serie de estudios para extraer a Gaza de su condición de uno de los lugares más miserables del planeta. La OLP se ha embarcado en un proyecto igualmente difícil al plan diplomático que debe culminar la próxima semana con la firma de un tratado de paz en Washington. Gaza, demográficamente el territorio más denso del mundo, es tan pobre que su economía depende esencialmente de las limitadas ganancias de una embotelladora de refrescos. En los paupérrimos campos de refugiados no existe alcantarillado, mucho menos servicios sanitarios adecuados. Transformar a Gaza en un lugar habitable va a exigir millones y millones de dólares que la OLP confía obtener de la Comunidad Europea, Estados Unidos y los países del Golfo Pérsico, en premio a su docilidad política.
Al-Huseini también prometió un estado de cosas totalmente nuevo en la vida diaria de esta árida franja del Mediterráneo, donde se hacinan millares y millares de familias palestinas. Una de las principales tareas será tomar el control directo de las cosas una vez se retiren las tropas del Ejército israelí, y ello implica un desafío colosal. La OLP, dijo Huseini, ya tiene previsto montar un sistema de policía con una fuerza de 15.000 ex guerrilleros bien entrenados y que proceden de las brigadas Bader, acantonadas en Jordania y Ein Yelud, que se mantiene intactas en Siria. Es muy posible que entre las primeras medidas de la nueva policía palestina esté la de neutralizar a los fundamentalistas del Movimiento Islámico Hamás y su organización gemela, la Yihad Islámica, convertidos en enemigos jurados del proceso de paz iniciado en Madrid hace ya 22 meses.
El propio Al-Huseini ya está tomando sus precauciones. Donde quiera que va lo hace bajo una fuerte escolta de guardaespaldas palestinos, aparentemente desarmados. Tanto Arafat: como él, jamás restan importancia a las amenazas de que se desencadene una guerra civil entre los palestinos de los territorios ocupados.
Mientras Al-Huseini hablaba de un futuro mejor y de las bondades políticas y económicas del acuerdo de paz en las paredes de Gaza aparecían pintadas de los militantes de los grupos radicales.
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