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Entrevista:

"America va bien, los americanos mal"

El secretario ejecutivo de la Cepal piensa que el plan económico de Argentina podrá sostenerse, pero al precio de una recesión. Rosenthal cree que será difícil lograr una unión aduanera en el Mercosur -Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay- si se mantienen las diferencias macroeconómicas entre los cuatro países.Rosenthal recibió a EL PAÍS en la sede de la Cepal en Santiago de Chile. Desde ese centro salieron en el pasado las ideas motoras del desarrollo independiente, la industrialización y la sustitución de importaciones, que hoy han quedado superadas y relegadas al baúl de los recuerdos. Rosenthal explica que la Cepal trata de adaptarse a los nuevos tiempos sin renunciar a los aportes de la tradición y propugna la idea de lograr para América Latina una "transformación productiva con equidad".

Pregunta. Después de la famosa década perdida de los años ochenta, esta ola de neoliberalismo, o como quiera llamarse, ¿tiene resultados positivos para América Latina?

Respuesta. No sé si el modelo más característico de América Latina es neoliberal a ultranza en el sentido de confiar sólo en el mercado. Yo creo que es una variante de la que uno ve en la mayor parte de los países. La política ha tenido un sesgo muy regresivo, ha resuelto algunos problemas y ha agravado otros. Los que tiende a resolver se encuentran en el marco de la gestión macroeconómica. La inflación baja, los niveles de ahorro e inversión suben. Se observa un proceso de modernización en el sistema productivo, pero hay retrasos sociales muy considerables. Hay una preocupación real de los gobiernos de que acaso se les fue la mano al usar la eficiencia y los equilibrios macroeconómicos. A partir de esta década advertimos en distintos países esfuerzos para mitigar estos costes sociales tan agudos.

P. ¿El coste social puede poner en riesgo la estabilidad democrática?

R. Yo diría que sí. Al menos pone en riesgo la supervivencia de los gobiernos democráticamente elegidos. Uno de los fenómenos que llama la atención es que son contadísimos los casos en que el partido en el poder logra ser reelegido. La manifestación de inconformidad no ha sido tanto contra el sistema político como tal, pero sí se la han cobrado a los partidos políticos. Eso explica el surgimiento de candidaturas que vienen de la nada, como ocurrió con Alberto Fujimori en Perú o Jorge Serrano en Guatemala.

P. ¿Se podría decir que las cifras macroeconómicas son buenas, pero la pobreza aumenta?

R. Un general brasileño que llegó a presidente de su país dijo: "Brasil está bien, pero los brasileños están mal". Puede aplicarse así: América va bien, pero los americanos mal.P. ¿Y eso es un riesgo para la democracia?

R. Yo diría que sí. Si no revertimos ese proceso, se pone en duda la democracia como tal y se empieza a cuestionar si son compatibles los sistemas políticos plurales y el desarrollo económico.

P. ¿Qué pasa con la deuda externa, que ha desaparecido como tema de discusión? Ya nadie habla de eso.

R. Son varios factores, pero el principal, a mi juicio, es que han caído las tasas de interés internacionales y hoy por hoy el servicio de la deuda ocupa una proporción mucho menor de las divisas que generan los países. Además, los principales deudores lograron programas de reducción de deuda. Los gigantes en este negocio han resuelto su problema. Eso no significa que el tema haya desaparecido. Si hubiera un repunte en las tasas internacionales de interés, no me cabe la menor duda de que el tema volvería a aparecer con fuerza porque todavía hay una docena de países latinoamericanos altamente endeudados.

P. ¿Qué opinión tiene del Tratado de Libre Comercio (TLC) de Norteamérica entre México y Estados Unidos?

R. Es una opción para ambos países. Desde la óptica latinoamericana o mexicana le diría que el gran esfuerzo lo hizo México del año 1984 al 1990, cuando decidió e manera unilateral abrirse al mundo. Pasó de un nivel de protección infinito un arancel muy bajo, del orden del 10%, con algunas excepciones. Expuso el sector productivo a la competencia in temacional. Hubo quiebras, no sé si muchas, pero la actividad productiva mexicana asimiló ese golpe. Estados Unidos ya no parece una cosa tan terrible desde la óptica mexicana, si a cambio de eso logra seguridad de acceso al mercado norte americano. Estados Unidos lo ve como un atajo para llegar a la Ronda Uruguay con uno de sus principales socios comerciales. Paradójicamente, hay mucha oposición en Estados Unidos y menos en México. Es paradójico porque la sabiduría tradicional señalaba siempre que cuando un país pequeño se enfrenta a uno grande, aquél lleva todas las de perder. Parecía que la oposición vendría de dentro de México y hoy día vemos el mundo al revés. La oposición viene de los empresarios norteamericanos, que dicen que temen la competencia de la mano de obra mexicana, la falta de regulaciones ambientales [ ...]. En definitiva, es un reflejo de lo muchísimo que ha cambiado el mundo.

Pronósticos y corrupción

P. ¿Ve viable el Mercosur con las cifras macroeconómicas que presenta actualmente Brasil?R. Depende de lo que hablemos. Si se trata de aumentar el comercio, no sólo es viable, sino que está ocurriendo. Si se trata de llegar a un espacio económico ampliado, la diferencia en la gestión macroeconómica entre Brasil y Argentina es ciertamente un problema.

P. Brasil es, sin duda, el gran enfermo de América Latina.

R. Depende del barómetro para medir la enfermedad. Si el barómetro es la inflación, sí. Pero hay que decir que la economía brasileña sigue creciendo, ya que saben vivir con inflación. No es exacta la imagen de que el resto de América Latina se recupera y Brasil está al borde del colapso.

P. ¿Se atrevería usted a pronosticar algo sobre la economía argentina?

R. Estaría dispuesto a darle el beneficio de la duda de que sale adelante con el programa de estabilización. Pienso en todo caso que a la larga los gestores de aquella economía van a tener que acompañar reformas de un periodo recesivo.

P. Las privatizaciones son un rasgo casi común en América Latina. ¿Cree que eso es positivo?

R. Yo diría que sí, pero doctrinariamente no soy partidario de privatizar por privatizar. Lo que pasa es que se les fue la mano en la gestión de las empresas públicas. Suena razonable que se redefina la frontera entre la actividad pública y la privada.

P. ¿La corrupción es una variable económica que se tiene que considerar en este continente o es algo insignificante?

R. Es un factor importante del cual se hablaba poco, pero que hoy está sobre la mesa en casi todos los países. Creo que es un reflejo del enraizamiento de una cultura democrática en América Latina. La población de todo el continente empieza a pedir a los gobiernos que den explicaciones claras y, sobre todo, que rindan cuentas.

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