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El diagnóstico erróneo de 28 casos de cáncer desata otro escándalo sanitario en Inglaterra

Un hospital de Bimingharn, obligado a revisar los historiales de 1.800 pacientes

Los primeros resultados de una investigación revelan serios errores en los diagnósticos de 28 pacientes tratados en el Real Hospital Ortopédico de Birmingham (Inglaterra) en los últimos 12 meses. En todos los casos, el error se produjo en la interpretación de los análisis de células cancerígenas efectuados por una experta en patología, que ahora está de baja. A algunos pacientes se les diagnosticó cáncer cuando no lo sufrían, mientras que otros fueron dados de alta a pesar de estar afectados por tumores malignos. Aunque ninguno ha muerto, las faltas, según se desprende de la investigación de este nuevo escándalo, "pueden tener consecuencias irreversibles" para algunos enfermos.

El informe señala que, entre los 28 diagnósticos erróneos, cinco pacientes fueron sometidos innecesariamente a un tratamiento de quimioterapia o radioterapia. Dos fueron intervenidos quirúrgicamente sin motivo razonable; mientras que, por el contrario, un enfermo no recibió tratamiento a su debido tiempo a pesar de que padecía cáncer.La certeza de que no ha muerto ningún ciudadano cuyas células fueron analizadas por la patóloga Carol Starkie, es el mínimo rayo de luz que se desprende de la investigación.

Las primeras irregularidades en la sección de tumor de hueso del Hospital de Birmingham se detectaron el pasado mes de mayo. Entonces, las autoridades sanitarias confirmaron que dos niños de 9 y 14 años, erróneamente diagnosticados con cáncer de huesos, fueron sometidos a un duro tratamiento de quimioterapia. Ayer, el informe preliminar denuncia no solamente los nuevos casos erróneamente diagnosticados, sino que incluso critica la actuación del colectivo de médicos que no informó de las negligencias que sabía que estaban sucediendo en su centro médico.

Revisión de ocho años

Como primera medida, las autoridades sanitarias locales ordenaron ayer la revisión de los informes médicos de todos los pacientes que acudieron al Hospital de Birmingham en los últimos ocho años para someterse a pruebas cancerígenas. Suman en total 1.800 ciudadanos, repartidos por todo el país, que de nuevo deberán soportar la angustia e incertidumbre sobre su condición física.El resultado final de esta nueva revisión de 1.800 informes médicos podría alargarse hasta finales de año. Desde primeras horas de la mañana, el hospital ha dispuesto un teléfono de emergencia para atender las consultas de los cientos de afectados.

Paralelamente, la ministra de Sanidad, Virginia Bottomley, anunció una revisión del código de conducta y pautas de asesoramiento referentes a doctores y especialistas sanitarios. "Es inaceptable que se produzcan faltas graves, que se repitan o que no se denuncien", señaló la ministra al dar a conocer su iniciativa.

Esta medida resulta, por el contrario, insuficiente para la oposición laborista, cuyo portavoz exigió ayer el inicio de una investigación pública independiente.

De momento, la investigación preliminar responsabiliza a una sola persona de las negligencias ocurridas en el Hospital de Birmingham.

Pero, en definitiva, se trata de un nuevo escándalo en el Reino Unido que pone en cuestión la eficacia de un servicio de sanidad público cuya imagen está excesivamente deteriorada. Recientemente, un enfermo de corazón murió semanas después de que un neurólogo del Hospital de Manchester rechazase atenderle a su debido tiempo alegando que el paciente fumaba. A media tarde de ayer, el departamento de sanidad del área de Birimingham no había tomado una postura clara sobre las compensaciones económicas a los afectados. Bernard'Crump, director de Salud Pública del Sur de Birmingham, se limitó a señalar que se había cometido un número "inaceptable" de errores.

Pero horas antes el editor del diario Birmingham Post, Nigel Hastilow, aseguró que la autoridad sanitaria del sur de Birmingham hablaba de unas indemnizaciones entre los 20 y los 50 millones de libras (entre 4.000 y 10.000 millones de pesetas). En el Reino Unido la autoridad local, más que el Ministerio de Sanidad, debe responsabilizarse de los casos de negligencia en los centros médicos de su jurisdicción.

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