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Kohl asegura a Balladur que respetará el calendario pactado en Maastricht

Ni las buenas palabras, ni las dolidas declaraciones de los jefes de Gobierno alemán y francés negando rotundamente que las relaciones entre sus países pasen por un mal momento, consiguieron evitar que, tras su reunión de ayer en Bonn, quedara aún más claro que el eje sobre el que se ha construido la unión europea está en franco deterioro. El canciller alemán Helmut Kohl y el primer ministro francés Édouard Balladur no pudieron esconder la evidencia de los muchos puntos en que diverge la política de sus países. Sin embargo, Kohl aseguró a Baladur que Alemania respetará el calendario de la Unión Europea pactado en Maastricht.

En unas recientes declaraciones, Kohl apuntó la posibilidad de retrasar dos años la Unión Monetaria Europea prevista en el Tratado de Maastricht. París reaccionó entonces con gran irritación. Ayer, el canciller alemán tranquilizó a sus vecinos al indicar que hay que "respetar los acuerdos concluidos" sobre el tema, pero insistió en que, para entrar en la tercera fase de la unión monetaria en 1999, no sólo hay que respetar el calendario, sino también las condiciones previas, que no son otras que la convergencia económica.Sobre el tema de la sede del futuro Banco Central Europeo, que debe decidirse precisamente en la próxima cumbre, Kohl reconoció, al ser preguntado, que desea que se establezca en Francfort, algo que los alemanes consideran condición indispensable.La iniciativa que saque a Europa de su marasmo tendrá que esperar a la cumbre extraordinaria de la Comunidad Europea (CE) prevista para mediados de octubre, que ambos mandatarios anunciaron que prepararían conjuntamente.

El único movimiento real de acercamiento que pudo detectarse se produjo en el tema que más divide en estos momentos a las dos Administraciones; el bloqueo francés de la Ronda Uruguay del GATT para la liberalización del comercio mundial. Si todavía el martes, en Dresde, donde se reunieron los ministros de Exteriores de ambos países, Bonn apoyaba incondicionalmente el llamado Acuerdo de Blair House concluido entre la CE y EE UU sobre la reducción de las subvenciones agrícolas, mientras que París lo consideraba "inaceptable", ayer Kohl pestañeó al admitir que "Blair House tiene problemas".

"Nos duelen las especulaciones sobre nuestras relaciones", dijo el canciller nada más empezar la conferencia de prensa conjunta, para reconocer acto seguido que "hay temas qué merecen ser discutidos más profundamente". "Tenemos", añadió, "el deber de representar los intereses de nuestros pueblos". Balladur insistió en la fortaleza de la amistad franco alemana, que es "fundamental para la consolidación de Europa", aunque reconoció que "ha habido dificultades que deben superarse".

El primer encuentro, cara a cara

El primer encuentro cara a cara entre el canciller Helmut Kohl y el primer ministro francés Édouard Balladur después de que la intransigencia monetaria del Bundesbank lanzara al franco francés cuesta abajo y casi acabara con el Sistema Monetario Europeo (SME), no parece haber producido la esperada reconciliación.Ésta queda aplazada hasta ver si París y Bonn son capaces, como prometieron ayer los dos jefes de Gobierno, de ponerse de acuerdo en una iniciativa que impulse el proceso de integración europea en la cumbre extraordinaria que la Comunidad Europea celebrará a mediados de octubre.

Helmut: Kohl, un hombre campechano que nunca duda en hacer públicas sus muestras de amistad, cuando entre él y otro mandatario se da una buena comunicación, evitó ayer cualquier alusión al encuentro.

Para colmo, los banqueros de Francfort no quisieron repetir ayer el regalo que, en ocasión de su última visita a Bonn, le hicieron al primer ministro francés, cuando el Bundesbank decidió bajar los tipos de interés.

La noticia de que el Buba Bundesbank- mantenía intocados los tipos se conoció cuando ya los dos mandatarios habían iniciado la conferencia de prensa. La pregunta sobre el tema les cayó encima como un jarro de agua fría.

Balladur no quiso hacer comentarios, refiriéndose sólo, con un punto de humor agrio, a que no había que "fantasear" sobre -el hecho de que cada visita suya debía coincidir con una bajada de los tipos.

Ayer, Éduard Balladur consiguió finalmente que Kohl le echara una mano en el tema del GATT, pero el poder paralelo que dictamina la política monetaria quiso dejar bien claro que no está dispuesto a hacer concesiones.

Nadie duda ya que el matrimonio franco-alemán debe rediseñarse teniendo en cuenta los nuevos tiempos.

Sin embargo, en París, sienta muy mal que los franceses tengan que cruzar el río Rin como pedigüenos, a sabiendas de que la llave para la recuperación económica y la capacidad de elección política se encuentra en Bonn.

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