Acompáñeme, civil, al destacamento

12.30 de un sábado de agosto. El cliente reserva tres platos de yipa para él y para su familia. Se le habrían de servir a eso de las 15.15.15.00. El cliente llega al establecimiento y confirma con el cocinero (el camarero no quiere hacerlo) que espera tres platos de yipa para las 15.15.

15.20. El cocinero empieza a preparar la yipa.

15.35. El camarero anuncia al cliente que hay problemas con los platos de yipa. El cliente le ruega que le confirme la reserva.

15.36. El camarero confirma al cliente que la yipa que hay en el fuego es la suya.

15.40. La yipa se sirve en otra mesa. Al cliente se le sirve un aperitivo de yipa.

15.41. El cliente pide al cocinero (el camarero dice no saber nada) la hoja de reclamaciones al uso en aquel lugar.

15.42. El cocinero amenaza al cliente con darle un sartenazo para liquidar el asunto de la hoja de reclamaciones. El cliente, atónito, insiste. El cocinero avanza hacia la sartén. El cliente huye.

15.43. El cliente explica lo sucedido a dos miembros de la policía del Estado que permanecían en el lugar desde hacía un rato y les pide que tercien.15.45. Los policías se inhiben. Envían al cliente al municipio. Las quejas, al municipio. Ellos no saben nada.15.46. El cliente toma nota de la filiación de los policías. Protestará. Los policías se enfadan y le recriminan el gesto. El cliente marcha a su mesa.15.55. Los policías se dirigen al cliente y le piden que les acompañe a comisaría por haberse portado mal con el cuerpo.

Aclaraciones. La yipa no es ningún plato tropical, sino una paella a la que hemos cambiado el nombre para no dar pistas al lector. El lugar no es un país bananero, es Torremolinos. El año es el que está en curso: 1993. -Miguel Ángel Ortega Prieto.