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Munición para 10 años de guerra

Antonio Caño

En Nicaragua existen municiones suficientes para librar 10 años de guerra. Uno de los expertos extranjeros que cumplen en este país centroamericano con el trabajo de identificación del arsenal militar reunido por los sandinistas comentaba con horror esa afirmación que le había hecho recientemente un alto funcionario del actual Gobierno nicaragüense.Los dos bandos enfrentados en la pasada guerra, que costó más de 30.000 muertos, conservan armamento y hombres suficientes como para reanudar mañana mismo el conflicto. Muchos de los 22.000 contras supuestamente desarmados a partir de 1990 conservaron su mejor materiar militar y entregaron únicamente los desperdicios. Testigos de aquellas entregas de armas recuerdan que miles de contras dejaron únicamente piezas inservibles y viejos fusiles que no habían sido utilizados desde hacía años. El Gobierno, que estaba más preocupado en aquellos momentos de alargar las listas de desarmados que de comprobar el verdadero alcance del desarme, lo consintió.

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Fusiles en casa

Hoy están oficialmente rearmados más de un millar de contras, según el Gobierno, pero se cree que cientos más de ellos guardan los fusiles en sus casas a la espera de acontecimientos. El diario Barricada publicaba estos días fotos de contras cargados con modernos misiles SAM 7 y Reed Eye.Por su parte, los sandinistas también se desmovilizaron engañosamente. Aunque el Ejército fue formalmente reducido de 95.000 a 16.500 hombres, muchos de los desmovilizados fueron pasados a lo que se llama reserva activa, lo que supone que mantienen las armas. A esto hay que añadir que a la mayoría de los cooperativistas agrícolas armados durante la guerra para defenderse de los contras se le ha permitido conservar sus fusiles por encontrarse en zona peligrosa. Esto hace que, de hecho, haya miles de fusiles repartidos por el país en manos de personas de una manera u otra vinculadas al sandinismo.

El material militar exhibido en el secuestro de la dirección de la UNO por el mayor Donald Mendoza, que llevaba retirado del Ejército más de dos años, muestra que muchos de los desmovilizados fueron simplemente borrados de las plantillas de los cuarteles para pasar a una situación de disponible en caso de necesidad. Con ellos, los sandinistas disponen de una especie de Ejército privado en la sombra. Un Ejército que, además, es fácil de poner en movimiento, como también se ha visto en el secuestro de la UNO.

Esta sospecha de que el Gobierno democrático de Nicaragua seguía amenazado por la fuerza militar ha sido una de las principales razones por las que este país ha encontrado dificultades para obtener la ayuda prometida por Estados Unidos. Esas dificultades podrían incrementarse como consecuencia de la actual crisis de los secuestros.

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