Una jornada particular
Desde su entrada en funcionamiento, en marzo de 1979, el mecanismo de, cambios del Sistema Monetario Europeo (SME) no había experimentado tensiones similares a las registradas ayer. A la precariedad en que se había quedado sumido el sistema tras la decisión adoptada el jueves por el Bundesbank de mantener inalterada su tasa de descuento, sucedieron intensas presiones depreciadoras sobre varias de las monedas comunitarias frente al marco alemán, que pusieron a prueba la efectividad de las intervenciones intramarginales de su bancos centrales. El franco francés llegó a superar su límite de fluctuación bilateral (3,4305 francos por marco) y otro tanto ocurrió con la peseta (14 pesetas por marco). La presencia de los bancos centrales en los mercados de divisas sólo conseguía prolongar una situación marcada por la provisionalidad, a la espera de un desenlace que se suponía más próximo a la ruptura definitiva que a cualquiera de las soluciones, (realineamientos, elevaciones de tipos de interés, reintroducción de controles de cambios) previstas para. tensiones inferiores a las actuales.Excepcional también fue el comunicado del Bundesbank recordando la posibilidad y admitiendo su disposición a que los tipos de interés pudieran descender por debajo del nivel de la tasa de descuento, considerado el suelo efectivo a la evolución de esos tipos. Una declaración que, a pesar de su obviedad, fue interpretada por algunos analistas como un intento por compensar los efectos de la inflexibilidad mostrada el jueves. Un estado de ánimo tan marcado por el voluntarismo como el de aquellos que recordaban que, independientemente del periodo oficial de vacaciones, ese consejo puede convocarse en cualquier momento con carácter extraordinario, como ocurrió en la crisis del pasado septiembre. No menor, en todo caso, que el mostrado por nuestro ministro de Economía en la formulación del deseo de "tomar algún tipo de contacto" con sus colegas comunitarios durante el fin de semana. Pronunciamientos todos ellos que no consiguieron reducir las tensiones, ni eliminar los preparativos funerarios con que algunos operadores despedían la jornada más excepcional de la historia del SME.
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