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Un muerto sobre la conciencia del país

(...) La muerte de Gabriele Cagliari en la cárcel milanesa es un acontecimiento horrible. (...) Es horrible desde el punto de vista de la piedad humana, en el significado más pleno de la palabra, el de pietas. (...) Y es horrible, sobre todo, para la magistratura de Milán. (...) Sin duda alguna, los jueces instructores no habrán cometido ninguna irregularidad desde el punto de vista formal. (...) Pero el problema es el de actuar de acuerdo no sólo con el procedimiento, sino con la sustancia y el espíritu de la ley. (...) Tras conocer la noticia de la muerte de Cagliari, el juez Di Pietro (...) ha exclamado: "Es una derrota para todos nosotros". "En nuestra opinión, Cagliari tendría que haber salido de la cárcel hace tiempo". Estas declaraciones honran a quien las ha pronunciado. (...) Pero hay que recordar que existen jueces (...) que actúan más por imitación del pool de Mani Pulite que por una probada y madura profesionalidad. (...) Los jueces tienen que tener en cuenta que no sólo están administrando la acción penal, sino que también son gestores de un proceso de moralización que algunos empezaron en solitario muchos años antes que ellos y que no quieren que se eche a perder por errores, exuberancias y megalomanías. (...) Los ciudadanos tenemos el derecho de exigir y exigimos que la justicia no sea venganza, sino actuación imparcial y humana de la ley y de sus garantías.

21 de julio

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