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RELIGIÓN - CRISIS EN LA IGLESIA ANGLICANA

El Parlamento británico aprueba la ordenación de mujeres

Enric González

El sínodo de la Iglesia de Inglaterra concluyó el lunes, coincidiendo con la decisión del Parlamento sobre la ordenación femenina. La Comisión Eclesiástica de Westminster refrendó, con más facilidad de lo esperado, la inclusión de mujeres en todos los niveles de la jerarquía eclesial. La iglesia se enfrenta ahora a una triple crisis: doctrinal, por la división sobre la ordenación de mujeres; financiera, por la mala gestión del patrimonio, y moral, por el creciente número de adulterios en el sacerdocio.

Esta triple admisión fue efectuada tras el sínodo celebrado durante el pasado fin de semana en York, en el que se discutieron diversas medidas de emergencia para evitar el colapso de la institución.La aprobación parlamentaria abrió paso a la elaboración de una ley sobre el asunto, que debería estar lista en febrero del año que viene. La Iglesia de Inglaterra espera ordenar las primeras mujeres sacerdotes justo en cuanto se publique el marco legal, y no descarta la elección de una mujer obispo en esta misma década.

La inclusión de la mujer en el sacerdocio sigue dividiendo, sin embargo, a los anglicanos. El sínodo de York sirvió para comprobar que las posiciones a favor y en contra son irreconciliables y que será necesario crear una doble estructura jerárquica: una para la línea oficial y otra para los tradicionalistas.

Los tradicionalistas que no se integren en el catolicismo y opten por seguir en la Iglesia de Inglaterra dependerán de unos obispos volantes, sin demarcación territorial, y podrán impedir la ordenación de mujeres en sus parroquias. No está claro, sin embargo, cómo se distribuirán los edificios y el patrimonio entre las dos ramas de la jerarquía.

El problema es especialmente difícil por la profunda crisis financiera de la institución. En los últimos tres años, el patrimonio de la Iglesia de Inglaterra ha bajado de 3.000 millones de libras (unos 575.000 millones de pesetas) a 2.200 millones. Los 800 millones que faltan (unos 150.000 millones de pesetas) se han esfumado por mala gestión de los fondos y, por una serie de desafortunadas inversiones inmobiliarias.

El jefe espiritual de los anglicanos, el arzobispo de Canterbury, George Carey, admitió ante el sínodo que el patrimonio seguiría disminuyendo con rapidez si no aumentaban los ingresos. Las donaciones de fieles suponen sólo un 3% del presupuesto global, por lo que es necesario recurrir a la venta de activos para sufragar los gastos.

No a la cuota

Como ejemplo, Carey señaló que el mantenimiento de un sacerdote promedio, casado y con dos hijos, viene a significar unas 20.000 libras anuales (casi cuatro millones de pesetas), mientras hay parroquias que sólo ingresan 150 libras (menos de 30.000 pesetas) al año.La crisis se ha agravado en los últimos meses por la negativa de muchas parroquias tradicionalistas (en general, las más ricas) a pagar su cuota a las arcas centrales para presionar contra la línea oficial sobre ordenación de mujeres. Carey advirtió que, de mantenerse el actual déficit, habría que plantearse la reducción de la plantilla de sacerdotes y las pensiones de jubilación.

Los problemas de la Iglesia de Inglaterra alcanzan también el terreno moral. El arzobispo de York, John Habgood, pidió ante el sínodo que se incluyera una asignatura sobre "formación matrimonial" en los cursos previos a la ordenación de los sacerdotes para reducir el creciente número de adulterios entre la clase sacerdotal.

"Todos somos falibles y los matrimonios pueden romperse", dijo el arzobispo, "pero hay que evitar en lo posible los malos ejemplos a los creyentes". Una asistente afirmó que, en su parroquia, más de la mitad de los sacerdotes habían mantenido relaciones sexuales con feligresas.

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