La reina y el valido
La cita anual de Celia Cruz con Madrid tuvo como escenario Las Ventas y como acompañantes a José Alberto, El Canario, y su orquesta. Este sonero abrió la velada con Disculpe, señora, su éxito más reciente. José Alberto (Santo Domingo, 1956) se ha asegurado los servicios de instrumentistas curtidos que cumplen su cometido con absoluta profesionalidad. Justificando el apodo, se marcó una de silbidos a partir de melodías clásicas de la música cubana.A Celia Cruz (La Habana, "pregúntenme lo que quieran salvo mi edad"), traje verde y capa blanca, le bastó salir al ruedo para recibir una enorme ovación y gritar "¡asssúcar!" para provocar un rugido atronador; a los gritos de "torera, torera", respondió con unos muletazos imaginarios. Don Pedro Knight -su marido- dirigía la orquesta, José Alberto ocupó plaza humildemente en los coros, y allá fue ella con el Canto a La Habana en recuerdo a su isla querida.
Celia Cruz
José Alberto, 'El Canario'.Celia Cruz y la orquesta de José Alberto, El Canario: José Alberto (cantante), Héctor Bomberito Zarzuela y Lionel Román (trompetas), José Vázquez (trombón), Carl Corwin (saxófono), Jesse Rodríguez (piano), Enrique Bretón (bajo), Julio César Carvajal (timbales), José Jusino (conga), Rafael Pichardo (bongó), Ernesto Fernández y Samuel Coto (coros). Plaza de toros de Las Ventas. Aforo: 3.000 personas. Precio: 2.500 pesetas. Madrid, 12 de julio.
Celia Cruz está muy ilusionada con su primer disco en solitario; sus auténticos devotos, no tanto. Quienes piensan que no necesitaba de canciones como las que ha grabado recientemente tienen toda la razón. Pero es que ella sueña con ganarse el corazoncito de otros españoles y sabe cómo se las gasta el negocio. Pero en directo Celia es mucha Celia. Y arrasa en cuanto recupera el repertorio tradicional: Yerbero moderno, Bemba colorá o Quimbara. Está tremenda de facultades vocales; y, de ritmo, para qué contarles.
Afirman algunos insensatos que en Cuba hay cientos como ella. Deberían acudir de inmediato al otorrinolaringólogo, porque nunca hubo otra igual. Durante demasiados años vivió la pena de ser contratada en países como Finlandia. Ahora viene todos los años. Que vuelva cuantas veces quiera. Y, por favor, que nadie olvide su nombre.
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