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Un ascua viva de la historia intelectual de España

'Revista de Occidente' recuerda su primera epoca en su 70º cumpleaños

Guillermo Altares

Fue el segundo siglo de oro español. Rosa Chacel, María Zambrano o Francisco Ayala eran unos jóvenes desconocidos. Rafael Alberti, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre o Federico García Lorca eran unos poetas prometedores. Corpus Barga, Juan Ramón Jiménez o Ramón Gómez de la Serna eran ya escritores reconocidos. Todos ellos, y muchos más, colaboraron en una publicación que José Ortega y Gasset fundó en julio de 1923 hace 70 años, Revista de Occidente, que se convirtió, en un revulsivo cultural cuyas páginas nutrieron a varias generaciones de intelectuales españoles. Con motivo de esta conmemoración, Revista de Occidente ha editado un número extraordinario en el que reúne textos que se publicaron en este primer periodo que, como tantas otras cosas, terminó con el principio de la guerra civil en 191316."Este número es un ascua bien viva de la historia de España", señala el poeta Antonio Martínez Sarrión que junto al filósofo José Luis Aranguren, al crítico Joaquín Molas y al historiador Juan Pablo Fusi, presentarán hoy, en Madrid, este número. En otoño, dentro de la conmemoración de los 10 años, la Fundación Ortega y Gasset montará una exposición dedicada a la revista. "Hemos querido recuperar lo que en la revista se llamaban las notas: son textos breves, dispersos, algunos casi perdidos; pero que reflejan muy bien quiénes fueron sus principales colaboradores. En muchos casos no eran profesores, sino diletantes, personas muy cultas, como Antonio Marichalar", afirma Magdalena Mora, directora de la redacción y coordinadora del número.

El interés por las vanguardias, entonces en plena ebullición por lo que pasaba fuera de España (sobre todo en París, Londres y Estados Unidos), por las nuevas formas de escribir (se habla muy pronto de Faulkner, de Borges, de Kafka), de expresión musical (Stravinski, Satie) o la apuesta por jóvenes creadores reflejan, no sólo lo que fue la Revista de Occidente, sino toda una época de la cultura española. "El plantel de escritores de la época es irrepetible. Existía una gran avidez por lo nuevo. Cada número era un verdadero acontecirniento", asegura Magdalena Mora.

José Luis López Aranguren fue uno de esos jóvenes que se formó a la sombra de aquella revista. "Fue algo decisivo. Fui un lector permanente desde 1923. Al principo de la guerra civil me marché con mi familia a San Sebastián y nunca volvimos. Así perdí toda mi biblioteca y mi colección de la revista. Fue una época totalmente orteguiana.

Ortega era el non plus ultra. Y no sólo era él. A través de la Revista de Occidente conocimos a todos los filósofos importantes. Entramos en contacto con su generación -la del 14-,pero también con el grupo del 27 y con figuras posteriores, como Zubiri. Para nosotros fue el medio siglo de oro", señala Aranguren. "Al ver este numero ha desfilado una parte crucial de mi vida", añade.

Perteneciente a una generación posterior, que vivió directamente la refundación de Revista de Occidente en 1963, por José Ortega Spottorno, Antonio Martínez Sarrion cree que la influencia de aquella primera época desbordó ampliamente su tiempo: "Es una conmemoración justa y no reiterativa del primer numero, porque fecundó a la generación de orteguianos, pero también a generaciones posteriores. Para mí este número extraordinario representa una labor de selección única. Junto a otras publicaciones, como Cruz y Raya, fue un faro en un momento extraordinario de la cultura española".

"La reaparición de la revista fue algo muy esperado, porque todavía era un referente mítico. Aquello no fue fácil, tuvieron que dar una gran batalla. Pero siguió, ya sin Ortega, recogiendo lo más vivo del pensamiento contemporáneo", agrega Antonio Martínez Sarrión. En 1975 la revista volvió a desaparecer, aunque renació en 1980, de la mano de Soledad Ortega, cuando se creó la Fundación Ortega y Gasset. Según Magdalena Mora "el espectro de la revista ahora es más de pensamiento y los colaboradores suelen ser profesores o especialistas. Los jóvenes aparecen sobre todo en las ilustraciones de portada. Nosotros no podemos hacer las cosas de antes. Ésta no es una época de vanguardia".

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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