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Las jóvenes generaciones en Rusia piden una nueva élite política para superar la crisis del Estado

Pilar Bonet

Rusia necesita un cambio de élites políticas para dar un paso adelante y resolver la crisis del Estado, desgarrado hoy por la competencia destructiva entre el confederacionismo, el federalismo y el centralismo. Así opina Víctor Ignatenko, el jefe del sóviet (Parlamento) de la provincia de Irkutsk y miembro de la Conferencia Constitucional de la Federación Rusa. Este foro, de 700 personas, celebra hoy su última sesión en Moscú con intención de concluir el proyecto de ley fundamental del Estado. El borrador de esta ley no ha resuelto aún el problema de la igualdad jurídica entre las repúblicas y las provincias.

Ignatenko, de 33 años, es un jurista experto en derecho constituclonal y, uno de los representantes de la nueva "élite política de provincias". Este término implica un nivel de refinamiento superior al de: los provincianos que llegaron al poder con Borís Yeltsin. Irkutsk, donde está el lago Baikal, es lan territorio poblado por algo más de tres millones de habitantes con una extensión equivalente a una vez y media la de España.Esta provincia, rica en energía eléctrica, forma parte de la decena de territorios rusos que, según Ignatenko, se configuran ya como una columna vertebral del cambio. Entre ellos están la provincia de Nizhni Nóvgorod, en el Volga, la gigantesca región siberiana de Krasnoyarsk, la provincia de Sverdlovsk y sus vecinos en los Urales. Ignatenko dice tener buenas relaciones con los dirigentes de estas provincias. A sus ojos, Rusia es como un pesado navío hundido en el fondo del mar. Resulta imposible sacarlo de una pieza. Hay que hacerlo por partes, y los primeros restos del naufragio que saldrán a flote serán las "provincias de vanguardia", que se distinguen por su autosuficiencia económica, sus tradiciones intelectuales, su capacidad de reforma y la aparición de una "nueva generación" de líderes.

El viceprimer ministro, Serguéi Shajrái, se ha mostrado partidario de castigar al gobernador de Sverdlovsk, Eduard Rossel, por el atrevimiento de transformar su provincia en república. Esta idea, sin embargo, deja indiferente a Ignatenko. La republicanización debe encauzarse en el marco constitucional que, según Ignatenko, debe dar a las provincias la posibilidad de unirse con otras y formar repúblicas si así lo desean.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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