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Balladur sale en defensa de un franco debilitado por la recesión económica

Edouard Balladur está tan empeñado en mantener la fortaleza del franco como su malogrado predecesor, el socialista Pierre Bérégovoy. El primer ministro francés, que afronta la primera crisis del franco en sus tres meses de Gobierno, declaró: "Estoy totalmente decidido a usar todos los medios necesarios para mantener la estabilidad del franco en el Sistema Monetario Europeo". La divisa francesa se ha debilitado frente al marco a causa de las previsiones pesimistas sobre la economía y la creciente presión doméstica para abandonar el SME.

Para Balladur tales rumores son "bufonescos". "Es absurdo imaginar que yo vaya a cambiar de doctrina en materia económica y monetaria", dijo. El primer ministro gaullista insistió en que el mantenimiento de la paridad del franco dentro de los límites del SME es "la condición del éxito económico y social". El franco cerró ayer a 3,40 por marco, muy cerca de su límite de depreciación de 3,43.Los rumores estaban fundados en las críticas crecientes hacia la política de Balladur. La confianza que reclama el primer ministro y que ha obtenido en sus 100 primeros días de Gobierno, empieza a erosionarse. Aunque predicando soluciones diferentes, varios líderes de la mayoría de centro derecha aseguran que Balladur "se está equivocando de crisis" al poner el acento en el rigor monetario y presupuestario. Dada la amplitud de la recesión francesa -más profunda que lo previsto por el Gobierno- y la brutal destrucción de empleos, esas voces predican la necesidad de una política que estimule la demanda.

Valéry Giscard d'Estaing protesta contra el incremento de la presión fiscal sobre los particulares que incluye el primer plan económico de Balladur. Esa medida, adoptada para combatir el déficit público, "ahoga aún más la demanda de los hogares", según el ex presidente francés. En la misma línea, el ex primer ministro Raymond Barre afirma con la autoridad que le da su prestigio de hombre riguroso que, dada la atonía de la inversión y la demanda, el Gobierno debería ser "más flexible en materia monetaria y presupuestaria".

El que va más lejos es Philippe Séguin, presidente gaullista de la Asamblea Nacional. Según Séguin, el objetivo prioritario debe ser la lucha contra el paro mediante la reactivación económica, y para ello hay que sacar el franco del SME y practicar una política de "devaluación competitiva". De esta forma, afirma Séguin, los tipos de interés podrían bajar hasta niveles que ayuden a fomentar la inversión y el consumo y las exportaciones francesas ganarían competitividad.

Destruir el SME

Balladur sabe que la postura de Séguin, apoyada por una fracción del empresariado liderada por Jacques Calvet, el patrón de Peugeot, tendría la dramática consecuencia de destruir el SME y apuñalar la construcción europea. Sus asesores le dicen que, incluso en términos estrictamente franceses, la otra política, la de Séguin, sería "nefasta a Iargo plazo".

El Gobierno francés se atiene a la línea de Balladur. El franco, dijo el ministro de la Empresas y el Desarrollo Económico, Alain Madelin, es "la moneda más digna de confianza del SME, y los que especulan contra ella "se equivocan por partida doble". "La divisa francesa", añadió Madelin, "es muy sólida y el Gobierno va a mantener una política económica y monetaria que ya ha permitido bajar los tipos de interés y que ha sido aprobada por los franceses, como lo prueba el éxito del préstamo lanzado por el primer ministro".

Tales declaraciones no impedían que el franco, que hace unas semanas aspiraba a compartir con el marco el liderazgo del SME e incluso era candidato a su destronamiento, siguiera por segundo día consecutivo en su nivel más bajo de los últimos tres meses frente a la moneda alemana. Lo debilitaban no sólo los rumores sobre una posible salida del SME, sino elementos más objetivos como los sombríos datos sobre la recesión francesa -un retroceso del PIB en 1992 que puede superar el 1% y 400.000 nuevos parados- y una recuperación de confianza en la economía alemana. Se terminaron para Balladur los días de vino y rosas en los que el Banco de Francia podía bajar sus tipos de interés sin que el franco fuera atacado.

Muy enfadado por la idea del ministro de Economía francés, Edmond Alphadéry, de celebrar una cumbre franco-alemana para bajar los tipos, el Bundesbank, según numerosos analistas, no veía ayer con malos ojos las angustias del franco. Sus dirigentes pensaban que los franceses estaban encajando una "lección de humildad".

Entretanto, dos proyectos de ley de Balladur -el de la privatización de 21 grandes empresas públicas y el de la autonomía del Banco de Francia- superaban los últimos trámites parlamentarios. La resistencia de los socialistas a las privatizaciones había sido tan dura como inútil.

Un sueño pasajero

Los malos datos de la economía francesa han puesto fin a los sueños de grandeza del franco francés. Mientras que hace apenas una semana el Gobierno de Balladur asumía con orgullo el liderazgo del franco en el SME, ayer la divisa francesa luchaba en vano, con la intervención del Banco de Francia, por no superar la barrera crítica de los 3,40 francos por marco -a tres escasos céntimos de su límite de depreciación-. Ahora Francia tendrá que pagar un alto precio por su altivez. Después de atreverse a retar la autoridad del Bundesbank en la fijación de la política monetaria europea y situar sus tipos por debajo de los alemanes, el Gobierno francés no tiene más remedio que acudir de nuevo a Alemania para evitar la devaluación, como ha sucedido en las dos crisis anteriores del franco.Los analistas opinan que el Bundesbank volverá a ayudar al franco para evitar el ocaso del SME, dejando claro una vez más que el marco mantiene su papel indiscutible de moneda ancla del SME. Ni siquiera la debilidad del marco frente al dólar, que normalmente ayuda al resto de las divisas europeas a fortalecerse, mitigó las presiones sobre el franco. El dólar cerró ayer a 1,72 marcos, su nivel más alto de los último meses.

La peseta se vio algo contaminada por la debilidad del franco y sobrepasó las 77 pesetas por marco, aunque ayer al cierre quedó a 76,60. El dólar se apreció hasta las 131,85 pesetas. El mercado apuesta por que economías como la francesa, la española y la alemana cederán y reducirán los tipos. No se descarta que el Bundesbank los baje antes, del jueves.

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