"Daños colaterales"

Los "daños colaterales" a los que se refirió el presidente estadounidense tras el bombardeo de la sede del servicio de inteligencia iraquí eran víctimas civiles, como en su momento lo fueron los "daños colaterales" panameños y libios. Similar eufemismo emplea ETA para designar a las víctimas de su violencia indiscriminada. La reacción del Gobierno español ante dicha acción fue de "comprensión". Y comprender la violencia indiscriminada significa justificarla y, por tanto, aprobarla. Según una encuesta de la CNN, dos tercios de los ciudadanos estadounidenses valoraron positivamente el bombardeo, convirtiéndose en cómplices de la matanza. A su vez, la popularidad de Clinton entre sus conciudadanos creció considerablemente gracias a la exhibición de fuerza. -Conclusión: cualquiera de nosotros puede ser un "daño colateral" de la violencia indiscriminada dictada por un gobernante sediento de popularidad en un país donde las dos terceras partes de la población aprueban dicho método, que goza de la comprensión internacional.

Tras los eufemismos forjados por la mala conciencia se revela la cruda realidad. Nadie puede llamarse a engaño. Los hombres ansiosos de justicia y paz expresamos nuestra indignación, contemplando con impotencia cómo el sentido común es el menos común de los sentidos.-