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DEBATE DE LA INVESTIDURA

PNV y CiU expresan su satisfacción por las concesiones en materia autonómica

Empleo, refuerzo democrático y diálogo. Fueron ésas las palabras más repetidas ayer en el Congreso de los Diputados durante la primera jornada del debate de investidura. El candidato socialista a la Presidencia, Felipe González, coincidió con la oposición en que la lucha contra el paro y el Impulso democrático deben ser los objetivos prioritarios de la nueva legislatura. El diálogo como medio para lograr esas prioridades también fue defendido por unanimidad. No obstante, sólo los nacionalistas de Convergècia i Unió y del Partido Nacionalista Vasco anunciaron con nitidez su apoyo al candidato, quien anunció en su discurso las dos concesiones más ansiadas por sus socios: la corresponsabilidad fiscal y el desarrollo pleno de los estatutos de autonomía.

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González explicó con detalle los cuatro aspectos que centrarán su trabajo como nuevo presidente del Gobierno a partir de hoy: superación de la crisis, impulso democrático, desarrollo autonómico y unión europea. En este contexto, pidió el apoyo a su investidura a quienes compartan con él, dijo, un proyecto de progreso, basado en la austeridad, la tolerancia, la solidaridad, el respeto a la legalidad y a la paz.Ya en su primera intervención, González expresó su confianza en que el PNV participe en su Gobierno y no descartó que CiU lo haga en una fase posterior. Tanto Miquel Roca, por CiU, como Iñaki Anasagasti, del PNV, fueron los más explícitos al valorar el discurso del candidato socialista. Respondían así a dos de sus pretensiones que vieron culminadas en las palabras de González: antes de octubre se reunirá el Consejo Económico Fiscal para alcanzar un acuerdo sobre corresponsabilidad fiscal -CiU pide la cesión del 15% del IRPF a las comunidades autónomas- que se concretará en los Presupuestos Generales de 1994; y el Gobierno hará una "lectura conjunta" de los estatutos de autonomía para efectuar un desarrollo pleno de los mismos con las consiguientes transferencias.

En conjunto, González presentó un programa de Gobierno con perfiles nítidamente socialdemócratas y fue tajante al afirmar que, a pesar del necesario rigor en la política económica, desea mantener a toda costa el Estado de bienestar. Para satisfacción de la mayoría de los diputados socialistas, González reiteré que su política tendrá una orientación progresista.

El líder del PP, José María Aznar, anunció que votará en contra de la investidura de González por la desconfianza que le inspiran el candidato y sus promesas.

Desfase en el déficit

Pero la, cuestión más polémica estuvo referida al descontrol del gasto público. El propio González admitió que este año y el próximo se producirá un desfase entre los ingresos y los gastos ,"muy superior al previsto" y apuntó la posibilidad de que el déficit de la Administración del Estado (que no incluye a las autonomías ni a los ayuntamientos) alcance el 5% del PIB. En su intervención, Aznar le replicó asegurando que la cifra real del déficit público es en la actualidad del 7% si se tiene en cuenta a las autonomías y los ayuntamientos.Todo el discurso de González partía del hecho de que su partido ha obtenido la minoría mayoritaria de la Cámara, por lo que atendía el mensaje de la sociedad de que: esta legislatura debe ser la del diálogo y el pacto.

El esquema escogido por González fue igualmente adoptado por Aznar: superación de la crisis económica, impulso democrático, desarrollo autonómico y política exterior. Ambos políticos echaron mano de sus respectivos programas electorales y llenaron sus intervenciones de propuestas, muchas de ellas declaración de intenciones, en las que era dificil encontrar la diferencia.

El líder socialista escuchó del presidente del PP el anuncio de que permanecerá vigilante de las relaciones que los socialistas mantengan con los nacionalistas por si pudiera darse alguna situación de privilegio para los segundos. Más contundente fue el representante de IU-Iniciativa per Catalunya, Rafael Ribó, que puso en dificultades a González al señalar que su fuerza política está dispuesta a la colaboración "para asegurar un programa progresista y de izquierdas, sin contrapartidas".

Miquel Roca, por CiU, salió al paso de todos ellos para dejar la impresión de que su posible colaboración es altruista y se permitió poner en duda la coincidencia programática del PSOE y de CiU. Según Roca, su apoyo, en concreto para la investidura de hoy, viene dado por su afán de "responsabilidad política".

El tono sosegado de González se tornó crispado tras oír a Ribó. El candidato socialista advirtió que no iba a tolerar que nadie se atribuyera la representación de la izquierda, toda vez que esa facultad sólo la tenía la ciudadanía, que ya hablé el 6 de junio. El candidato a presidente emplazó a Ribó a que respondiese con un sí o un no a la pregunta de si su formación política ha recibido financiación de la Unión Soviética. El representante de IU lo negó.

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