Mundo aparte para la música española

Una jornada de música española posterior a 1963 y dirigida por un compositor de tanta significacion como Cristóbal Halffter tenía mucho interés, aunque como era de esperar, el Patio de Carlos V de Granada no pasó de media entrada. Había otra razón que aumentaba el atractivo de la noche: la presencia de la Orquesta Ciudad de Málaga, formación capaz de interpretar con calidad el repertorio de Montsalvatge, Halffter, Marco y Turina.Cuanto de positivo tienen programas de este género, no cambia mi creencia de que no son los más convenientes para favorecer la música de nuestro tiempo; por una parte, limitan la convocatoria y por otra, mantienen lo español actual en una suerte de "mundo aparte", cuando lo deseable para un compositor es el ingreso de sus obras en la programación normal. Algunas de las escuchadas ahora gozan ya de ese privilegio fuera de nuestras fronteras. No olvidemos que ya a principios de siglo, Arbós y la Sinfónica estrenaban la nueva música de entonces en los conciertos del Corpus junto a las sinfonías de Beethoven, los poemas de Liszt o los fragmentos de Wagner. Quizá se impone una revisión de la política de programación musical a fin de dejar aparte solamente aquellas creaciones que exigen medios técnicos distintos de una orquesta, trátese de la electroacústica integral o de las campanas de Llorenç Barber.

Partitura brillante

Cristóbal Halffter tiene en su concierto de piano, unido al nombre de su mujer e intérprete, María Manuela Caro, una de sus partituras más brillantes. A partir de la cadencia escrita para los concursos de Paloma O'Shea, Halffter trazó una pieza coherente, objetiva y de gran potencia en la que el piano es protagonista y raíz de cuanto escuchamos. La versión resultó de gran eficacia y valió a todos grandes aplausos. Se multiplicaron después del Tiento y batalla, en el que Halffter sirve con fervor a Cabezón y hace lo que quiere con Cabanilles, pero con resultados que superan el original.José Luis Turina es un autor de penetración menos llamativa que otros pero de onda más perdurable. Su Pentimento, con las sutiles alusiones wagnerianas, gusta e interesa más cada vez que vuelve a escucharse porque siempre descubrimos nuevos secretos. Halffter transmitió muy bien la belleza de la página.

El caso de Marco en Escorial, es muy distinto. Se trata de una de esas situaciones límite que el músico madrileño gusta de practicar y se apoya más en la fuerza de los ostinati que sobre el preciosismo de detalle.

Quizá lo menos convincente de Halffter fue la Chacona de Xavier Montsalvatge, desintegración y reintegración de la célebre de Juan Sebastian Bach. El trabajo de la orquesta malagueña fue tan excelente que acaso constituye la gran noticia de la jornada.