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Muere Héctor Lavoe, un intérprete clave de la música latina

El cantante puertorriqueño Héctor Lavoe, falleció ayer en el hospital Saint Clear, de Nueva York, a consecuencia de una larga enfermedad. No se han precisado más detalles de la muerte de uno de, los músicos claves de la salsa, que se hizo famoso con la orquesta de Willie Colón hasta que, en 1988, se lanzó al vacío desde el noveno piso del hotel Regency, en Puerto Rico. Sobrevivió, pero fue el principio del fin.

Estaba retirado desde hace unos años. Se le sabía muy enfermo, se hablaba de su dependencia de las drogas e incluso se rumoreaba sobre un intento de suicidio. Sin embargo, nadie parecía querer enfrascarse en detalles sórdidos. Y es que la de Héctor Lavóe era una de las grandes voces que Puerto Rico ha dado al mundo.Héctor Lavóe había nacido en la ciudad de Ponce, cuna de grandes músicos. Dicen que aprendió los rudimentos musicales caribeños con su padre, antes de emigrar a los Estados Unidos, a los 16 años. A principios de la década de los 70, las orquestas de Larry Harlow y Willie Colón estaban entre las favoritas del público latino de Nueva York. Sus respectivos cantantes, Ismael Miranda y Héctor Lavóe.

[Durante su actuación de anoche en Sevilla, Colón rindió un emocionado homenaje a Lavóe, informa Margot Molina. Con lágrimas en los ojos, pidió un minuto de silencio y recordó a Lavóe como "ese hombre que nos enseñó lo que era la salsa"].

En El libro de la salsa, Rondón da las claves para entender su canto: "Malandro y pendenciero, jugando con una modulación muy callejera de las vocales y alargando todas las frases finales en los montunos."

Como solista, grabó varios discos: La voz (1974), De tí depende (1976) y Comedia (1978). Lavóe era ya el cantante de la salsa neoyorquina, pero en plena gloria comenzó a descuidarse por completo. Resultaba harto improbable que llegase puntual a sus actuaciones y su afición por ciertas sustancias prohibidas le pasaba factura. El desbarajuste existencial le llevó a retirarse momentáneamente en 1977. Se asegura que estuvo internado en una clínica mental de Madrid y el mito acabó por derrumbarse. Regresó para grabar Comedia, donde interpretaba El cantante, escrita por Rubén Blades: "Canto a la vida de risas y penas, de momentos malos y de cosas buenas / Vinieron a divertirse y pagaron en la puerta / No hay tiempo para tristezas".

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