Dalí alegórico
Dalí afirmó que comparando dos obras suyas, Cesta del pan, de 1926, y La cesta del pan, de 1945, se podía estudiar toda la historia de la pintura, "desde el encanto lineal del primitivismo al hiperestetismo estereóscopico". El primer cuadro lo pintó con 21 años e inicia una obsesión por el pan como elemento iconológico. El segundo es una de las obras más célebres del Teatro-museo Dalí, en Figueres, donde ahora hay posibilidad de compararlos.El motivo de este encuentro se debe a la cesión temporal del primer cuadro y un Pan antropomorfo, de 1932, pertenecientes a la colección de Dalí de Museo de Saint Petersbourg, Florida, para su restauración por técnicos de la Fundación Gala-Salvador Dalí. Una vez finalizado el trabajo, se ha organizado una exposición que reúne estas dos obras con La cesta del pan citada, otro Pan antropomorfo (1932), Busto de mujer retrospectivo (reconstrucción de 1970 de una obra de 193 3) y Dos pedazos de pan expresando el sentimiento del amor (1940), los cuatro que esta temática posee el museo gerundense. Están juntos, por tanto, los más famosos panes de Dalí.
Salvador Dali
El panTeatro-museo Dalí, Figueres. Hasta el 19 de octubre.
Las dos cestas de pan se enmarcan en la giran tradición realista de las naturalezas muertas españolas, de Sánchez Cotán y Zurbarán, donde cada elemento destaca por la claridad geométrica de sus contornos sobre un fondo oscuro, casi negro. Hay que decir que la segunda obra está pintada con minuciosidad mucho mayor, antecede al realismo fotográfico y obedece a una clara voluntad alegórica y metafísica de representar lo irrepresentable.
El Pan antropomorfo del museo norteamericano es una imagen más inquietante y surrealista. Se trata de una barra de pan fálica y tensada por una cuerda sobre la que descansan, desacralizadoramente, uno de los célebres relojes blandos de Dalí y un tintero.
El pan es uno de los comestibles que aparecen con más frecuencia en la obra de Dalí. Es un tema rico que remite tanto a nuestras necesidades fisiológicas como místicas, y es, además, una metáfora de la pintura, que requiere un proceso laborioso y cuyo resultado final nos alimenta.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.