La división del partido liberal en el poder obliga a Miyazawa a convocar elecciones generales en Japón

El partido gubernamental japonés, desmoraliza o por la moción de censura contra el primer ministro aprobada el viernes, abandonado por diputados dispuestos a fundar otros partidos y amenazado con perder una hegemonía política que ha durado 38 años, convocó ayer elecciones genera les para el próximo 18 de julio. El jefe del Ejecutivo, Kiichi Miyazawa, que anunció la fecha, presidirá la reunión de julio del Grupo de los Siete (G-7) sin poder y sin prestigio. "Me pregunto quién escuchará a un gobernante que sale con una imagen tan dañada", señalaron fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores nipón.

La Cámara baja aprobó el viernes, con los votos a favor de 39 liberales rebeldes, una moción de censura contra el Gobierno de Miyazawa, acusado de incumplir su promesa de reforma política y electoral anticorrupción y de haber obstaculizado sistemáticamente cualquier investigación parlamentaria sobre los últimos escándalos.Durante la reunión internacional que comenzará el día 7 de julio, asuntos tan importantes como las crispadas relaciones entre Japón y Estados Unidos, el superávit comercial nipón o la polémica ayuda a Rusia, que Tokio retrasa para negociar con más fuerza en su disputa por las islas Kuriles, serán abordados por un Gobierno y un Partido Demócrata Liberal (PDL) desarbolados, en franca retirada, incapaces de poner orden en sus filas y menos de conseguir el objetivo propuesto largamente acariciado: convertir la cumbre en un éxito diplomático. "No hay duda de que lo ocurrido afectará a la reunión y a las conversaciones comerciales con Washington", reconoció Rokuro Kato, miembro de la ejecutiva del partido liberal, en el Gobierno desde 1955.

"No perderemos"

La meta fundamental del partido es no perder las elecciones que renovarán la Cámara disuelta -la principal- al prosperar la moción de censura presentada por la oposición parlamentaria y apoyada por miembros del partido oficial. Miyazawa, un hombre de 73 años con la mitad en cargos oficiales, sostiene que el partido liberal conservará la mayoría absoluta, necesaria para mantener el poder. "No perderemos", aseguró. Yasuhiro Nakasone, antiguo primer ministro, le acompaña en esa esperanza. "El principal interés de los japoneses no es la reforma electoral, sino una buena y estable paridad entre el yen y el dólar y la economía funcionando".El escrutinio del día 19 puede apoyar las tesis de Nakasone, pero no parece fácil, sin embargo, la victoria de un partido cuyo funcionamiento se adaptó a los años de la guerra fría -de la política exterior se encargaba entonces Estados Unidos- pero que naufraga en su engranaje con la nueva realidad nacional e internacional.

Aumenta la capacidad de maniobra de la oposición. La facción que apoyó la moción de censura ha anunciado la formación de un nuevo partido con la presentación de al menos cien candidatos, y en las otras cuatro facciones silban las balas mientras los cabezas de fila se reprochan ácidamente la derrota. Michio Watanabe, ministro de Asuntos Exteriores en el Gabinete de Miyazawa hasta su abandono por enfermedad, acusaba ayer: "No puedo perdonar muchas de las cosas que ha dicho y hecho el primer ministro. Habla muy bien, pero sin tomar ninguna responsabilidad". Watanabe advirtió que, de continuar el caos, "Japón puede terminar como Italia, con muchos partidos y mucha confusión".

La designación del día 18, en lugar del 25, no es gratuita. El día 22 comienza el juicio por corrupción contra Shin Kanemaru, el político que hizo y deshizo entre los liberales y designó a dedo a los tres últimos presidentes de Gobierno. Durante la vista quedará expuesto el perfil político y personal del padrino, y con él algunas de las vías de financión electoral y el problema de fondo en la política japonesa: munición de grueso calibre para la oposición.