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Crítica:ROCK
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una propuesta por confirmar

Dos festivales centroeuropeos y la presentación berlinesa han precedido a la gira denominada Camino del exceso, un largo itinerario en apoyo de El espíritu del vino, recién estrenado álbum de Héroes del Silencio. La nueva entrega discográfica de los zaragozanos apenas se anticipó un par de días a esta actuación madrileña. Eso no fue óbice para que el público, muy juvenil en su gran mayoría, recitara los enrevesados textos que firma el vocalista Enrique Bumbury.La obra que el grupo promociona en directo refleja el inicio de una madurez musical a tener en cuenta. El largo recorrido de más de 70 minutos ofrece momentos de gran altura, pese a los excesos letrísticos a que nos tienen acostumbrados. La vena poética de su autor se convierte a menudo en un embrollo ininteligible. Si la única intención es la estética formal, puede valer; más allá de eso, las letras de Héroes del Silencio resultan farragosas, CaSI intransitables. Musicalmente, el disco apuesta sin titubeos por el rock, y la producción se robustece.

Héroes del Silencio

Enrique Bumbury (voz, guitarra, armónica), Juan Valdivia (guitarra), Joaquín Cardiel (bajo), Pedro Andréu (batería). Músico invitado: Alan Boguslavski (guitarra). Precio: 1.500 pesetas. 7.000 espectadores. Palacio de los Deportes de la Comunidad. Madrid, 16 de junio.

En su reaparición ante su parroquia madrileña, el cuarteto maño, reforzado con un guitarrista mexicano, padeció un sonido espantoso a lo largo de casi toda su intervención. La convencida afición, que no alcanzó a llenar al completo el local, vibró con las palabras, gestos y contorsiones de Bumbury, incuestionable centro de atención. Este controvertido vocalista se comporta con maneras propias de representación teatral, y su clientela lo disfruta minuto a minuto. Para un espectador distante, la escena de Héroes del Silencio pasa por ser excesiva y un tanto pesada. La tremenda confusión sonora agravó esa sensación. No obstante, se vivieron tramos interesantes, como el que unió el vibrante Entre dos tierras con Los placeres de la pobreza, uno de los mejores cortes del nuevo trabajo. El grupo fue reclamado para varios bises.

Héroes del Silencio ganan, merced a El espíritu del vino, un mayor y merecido respeto crítico, como grupo que sube enteros y procura evitar la molesta y exclusiva etiqueta de grupo para quinceañeras. En el cotarro europeo la banda alcanza distinciones de otro calibre: se juega con la curiosidad por su procedencia española, pero además se valora una personalidad propia que se afianza paso a paso. En el escenario todavía resta la asignatura pendiente del convencimiento.

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