Una granada serbia contra un improvisado hospital en el enclave bosnio de Gorazde mata a 50 civiles
Una violenta ofensiva serbia contra Gorazde, enclave musulmán sitiado desde hace 14 meses y donde una granada serbia mató ayer a 50 civiles en un improvisado hospital, y duros combates entre croatas y musulmanes en Vitez, fueron ayer la respuesta a la amenaza del general Philippe Morillon de retirar a los cascos azules de Bosnia "si prosigue esta locura". Además, la residencia del general recibió el impacto de una granada de mortero y disparos de francotiradores.
El aeropuerto de Sarajevo, única entrada ya para la ayuda humanitaria a la, ciudad, tuvo que ser cerrado durante unas horas por la intensidad del fuego artillero y de ametralladoras pesadas en los barrios cercanos. Dos granadas cayeron sobre la pista de aterrizaje.En la capital bosnia murieron al menos 20 personas en las últimas 24 horas. En Gorazde, una sola granada que alcanzó a un edificio habilitado como hospital mató al menos a 50 civiles, según Radio Sarajevo. En los frentes en torno a la asediada Gorazde, uno de los pocos enclaves musulmanes que siguen resistiendo a las fuerzas serbias, se luchaba ayer cuerpo a cuerpo y las víctimas mortales pueden contarse por centenares. Gorazde es una de las ciudades declarada por una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU como "zonas seguras", pero las fuerzas serbias no han permitido la entrada de cascos azules.
Pese a la advertencia de Morillon, las fuerzas internacionales desplegadas en las regiones ahora más conflictivas, las británicas y las españolas, insistían ayer: "Nuestra misión continúa sin cambios". El portavoz de los cascos azules españoles, teniente Vázquez, declaró: "Pese a la tensión existente en Mostar, la presencia de nuestra compañía reforzada allí está evitando un nuevo estallido" [de los combates entre musulmanes y croatas]
Despliegue español
Unos 100 soldados de la Legión con 15 blindados se hallan desplegados a ambos lados del río Neretva, que ha pasado a constituir el frente desde que, el pasado día 9 de junio, comenzara la guerra abierta entre el Consejo de Defensa Croata (HVO) y el Ejército bosnio. Fue al cruzar el puente Tito, el único transitable entre ambos sectores, un disparo mató el viernes el teniente Francisco Jesús Aguilar.
No así las fuerzas británicas en Vitez, en Bosnia central, que se ha convertido en objetivo inmediato de la ofensiva del Ejército bosnio para abrir un corredor desde Zenica a Travnik, ciudades que controlan. Centenares de croatas abandonaron ayer sus hogares en esta ciudad y las aldeas circundantes ante la creciente posibilidad de que el Ejército bosnio, mayoritariamente musulmán, logre lo que sería uno de sus primeros éxitos ofensivos en esta guerra. Mientras tanto, ayer llegaron al enclave musulmán de Tuzla los primeros camiones del convoy de ayuda asaltado días pasados cerca de Travnik por milicianos croatas. En el incidente, dos croatas murieron por los disparos de cascos azules británicos.
Los croatas huidos siguen los pasos a los miles que han escapa(10 en las pasadas semanas de la región de Travnik y que están siendo enviados por el Gobierno de Zagreb a la región de Herzegovina, controlada por el HVO.
Los musulmanes refugiados en la región de Split se hallan aterrorizados ante la probable reacción a la campaña de los medios oficiales croatas que bombardean a la población con información sobre "atrocidades de los muyahidin ". Fuentes humanitarias temen un inminente estallido de la violencia entre croatas y musulmanes, víctimas todos de la limpieza étnica. Si Croacia cumpliera su amenaza de expulsar hacia Bosnia a los más de 200.000 musulmanes que alberga en campos de refugiados la tragedia humanitaria podría alcanzar niveles aún no conocidos en esta guerra.
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