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Las ambiciones de un diputado 'halcón'

Pilar Bonet

"Necesitarnos tener un estatus de gran potencia nuclear durante un periodo de 10 a 15 años con el fin de garantizar nuestra seguridad y consolidar nuestro Estado", afirma el diputado Stepán Ajmara, presidente del Partido Republicano Radical. Ajmara, en el pasado dentista de profesión, es uno de los halcones nucleares del Parlamento ucranio. Comparte esta fama con el general Vladímir Tolupko y con el ministro del Medio Ambiente, Yuri Kostenko.Ajinara piensa que el potencial disuasorio de Ucrania puede comenzar con los 46 cohetes SS-24. A partir de, ahí, opina, hay que pensar si vale la pena elaborar un programa nuclear. "Y para mí que vale la pena", agrega. Ucrania montaría así sus propias instalaciones de enriquecimiento de uranio.

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Antes, en el complejo nuclear soviético, la producción de los misiles estaba fragmentada entre diferentes empresas y diversas repúblicas. Ucrania, por ejemplo, no producía las cabezas nucleares de los cohetes que están en su territorio, ya que no tiene instalaciones para fabricar tritio, un componente que se obtenía en Rusia. La mayor fábrica de misiles de la URSS, sin embargo, era la empresa de construcción de maquinaria Yushmash, en Dnepropetrovsk, de la cual fue director el jefe de Gobierno, Leonid Kuchina.

Por otra parte, las empresas ucranias producían combustible para misiles que hoy están en territorio ruso. Esta interdependencia es una de las razones por las cuales hoy Rusia tiene que mandar especialistas a Ucrania, y viceversa, con el Fin de cuidar del buen estado de los misiles, señala Ajmara.

El diputado, miembro del grupo parlamentario que prepara la ratificación del START-1, cree que el desmantelamiento de los misiles costará 4.000 millones de dólares por lo menos. Ajmara no da mucha importancia a las promesas del presidente Kravchuk sobre la futura desnuclearización del país. "Kravchuk no es toda Ucrania y la política de Ucrania no se reduce a él", sentencia.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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