La generación métrica
El cierre del ciclo orquestal de Ibermúsica / Tabacalera ha estado a cargo de la Orquesta y Coro de la Filarmónica de Londres dirigidos por su titular, desde 1990, Franz Welser-Möst (Linz, 1960), pregonado como el último gran descubrimiento en el arte de la dirección. Tiene ahora 32 años y posee una técnica clara y segura, un oído refinado y una voluntad clarificadora de la textura, así como un ritmo y una métrica implacables, casi crueles. Por decirlo en un solo término: el joven austríaco es dueño de una muy considerable técnica. Más quizá, eso no es todo ni lo principal. Vienen a mi memoria unas palabras de Ataulfo Argenta: "Se habla demasiado de técnica y se concede un lugar mínimo a la intuición. Sin ella, nada es posible".Lo hemos comprobado ahora mismo. Uno de los recuerdos más entrañables y emocionados de mi vida musical es la Misa en Mi bemol, de Schubert, dirigida por Argenta a la Orquesta Nacional y al Orfeón Donostiarra durante el Festival de Granada de 1955. En cambio, esta vez, con una orquesta, un coro y un quinteto solista excelentes, la misma obra nos ha dejado casi indiferentes.
Ciclo Grandes Orquestas
(Ibermúsica/Tabacalera)Orquesta y Coro, de la Filarmónica de Londres. Director: F. Welser-Möst. Director coro: Jeremy Jackman. Solistas: Judith Howarth, Hillary Summers, John Mark Ainsley, Kurt Azesberger y Michael George. Auditorio Nacional. Madrid. 9 de junio.
Que, en general, prefiera al Schubert que canta largamente al contrapuntista no pasa de ser una cuestión particular, pero lo negativo es que el sentimiento hondo se evapore y que el mismo sustrato melódico que habita en todos los rincones de la obra schubertiana quede escondido tras la arquitectura, el rigor métrico, la continuidad y la brillantez. Lógicamente, en la Sinfonía en fa menor, del Shostakovich veinteañero, tan distinto al superexpresivo y apesadumbrado que sería más tarde, fue mucho mejor, pues ahí, una vez conseguido el orden está casi todo hecho. Esperemos nuevos contactos con Welser-Möst, pero ya es preocupante que sea la intuición lo deficitario. Parece que el estilo de Welser-Möst coincide con buena parte de los últimos representantes de la dirección, muchos de los cuales forman la que podríamos motejar, más o menos exageradamente, de "generación métrica". Puede que todo ésto responda a la nueva era tecnológica, mas no me parece suficiente consuelo. La música ha de entenderse siempre desde las humanidades. Todo lo demás no será sino la constante fabricación de mitos apoyados fuertemente por la industria musical.
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