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Tribuna:ELECCIONES 6 JUNIOREACCIONES
Tribuna
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Volver a empezar

Estas elecciones han representado menos una derrota para el Partido Popular que la victoria personal de Felipe González, que logró en su segundo referéndum algo excepcional en la historia política contemporánea: un cuarto mandato. Los tories ingleses lo han obtenido, pero sólo después de apartar a Margaret Thatcher del poder. Los americanos concedieron ese privilegio, en tiempos modernos, a Franklin D. Roosevelt, durante la segunda guerra mundial. Pero aún así, hoy sólo sabemos dos cosas casi seguras sobre el futuro, y es que éste incluye a González y a José María Aznar.Cualquier presidente de Gobierno tiene que lidiar alguna vez con una recesión y pocos han superado la prueba de las urnas en medio de la crisis económica. González ganó las elecciones de 1982 a caballo de una de esas crisis y, según ha recordado en la campaña, consiguió sacar a España de ella. La recesión en curso no ha conseguido tumbarle, pero ¿cómo y con quién aspira a reeditar la salida exitosa de la crisis de los años 1983 y 1980 González, obvio es, no puede por razones políticas llamar al mismo doctor que operó la economía a partir de 1982. Pero si ha de prescindir forzosamente de Miguel Boyer, tiene a su alcance a uno de los médicos que apoyaron al doctor en el quirófano. Nos referimos a Mafo: Miguel Ángel Fernández Ordóñez.

Marx escribió que cuando la historia se repite, lo que una vez fue tragedia se convierte en farsa. González extrajo su poder, en 1982, de una amplia coalición de fuerzas. No representó a ningún grupo social en exclusiva y su fuerza surgió de los conflictos entre esos diversos sectores. Las condiciones que creó la política de Boyer eran ideales: las empresas estaban hechas unos zorros y comenzaron a ganar dinero como nunca antes lo habían conseguido. El ciclo de prosperidad permitió a los empresarios conceder mejoras a los trabajadores sin afectar al principio a su rentabilidad. En su testamento retroactivo, en un curso de economía de verano, durante el mes de agosto de 1986, en Santander, el entonces presidente del Banco Exterior exhortó a completar la reforma económica: reducir el déficit público, modificar la Seguridad Social, flexibilizar el mercado laboral y privatizar empresas públicas. En ese curso también participaba un secretario de Estado: Miguel Ángel Fernández Ordóñez. Y mira por dónde, horas después de la victoria de González ' algunos empresarios ya han comenzado a hablar del tapado para el Ministerio de Economía y Hacienda: Mafo. Quizá mejor Mafo que Joaquín Almunia, porque la negociación con los sindicatos, que el primero puede ensayar con soltura y el segundo muy difícilmente, será una pieza clave en la reedición del ciclo iniciado en 1982. Por esta razón, hombres como óscar Fanjul, cuyo perfil coincide con la renovación, pueden tener alguna dificultad a la hora de los nombramientos.

Las condiciones que ayudaron a González a elevarse au dessu de la melée a mediados de los ochenta parecen irrepetibles, sobre todo cuando González acaba de ganar con el discurso más izquierdista en once años. Las mejoras salariales, la caída de la demanda y la sobrevaluación de la peseta han provocado estos años una fuerte caída de los beneficios de las empresas, lo que a su vez ha pulverizado la inversión. La primera medida de la estabilización -la devaluación de la peseta en un 22%- ya ha sido adoptada. Ahora sólo falta lo peor.

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