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La feria más sangrienta de los últimos años

La edición recién terminada de la feria de San Isidro ha sido la más sangrienta de los últimos años por el número de cogidas que hubo, según opina Máximo García Padrós, cirujano jefe de la enfermería de la plaza de toros. Por sus manos pasaron un total de 16 toreros heridos, cinco de ellos de pronóstico grave. También tuvieron necesidad de ser atendidos en la enfermería un total de 35 espectadores o empleados de la plaza a lo largo del ciclo.Cinco de los toreros heridos fueron matadores de toros o novilleros, casos de los matadores Manolo Sánchez, Manuel Díaz El Cordobés, Mariano Jiménez, y David Castro Luguillano, y del novillero Jesús Pérez El Madrileño. A excepción de Luguillano, herido leve y que salió nuevamente al ruedo, los restantes se repartieron los percances de pronóstico grave o menos grave, que les impidió continuar la lidia y hubieron de ser operados en la propia enfermería e ingresados posteriormente en una clínica.

Sólo uno de ellos, El Cordobés, anunciado ayer en Puerto Real (Cádiz), está ya en condiciones de volver a torear. Precisamente El Cordobés y Manolo Sánchez dejaron de actuar la segunda tarde que estaban anunciados, a causa de sus respectivos percances. César Rincón, Julio Aparicio y Rafael de Paula fueron otros de los anunciados que tampoco estuvieron, aunque éstos por percances sufridos en otras plazas o entrenando.

El otro pronóstico grave fue para el banderillero Pedro Mariscal Santiponce, de la cuadrilla de Fernando Cepeda, que resultó cogido en la primera actuación de su matador, el día 12 de mayo, y reapareció con éste en su segunda tarde, el 31 de mayo. Otros banderilleros heridos fueron Emilio Fernández, Luis Mariscal, Vallito (todos ellos de pronóstico leve) y Manuel Deliz (de pronóstico reservado).

Los picadores que ingresaron en la enfermería fueron Ambrosio Martín, José Nogales, Juan Sánchez y Manuel Sánchez, todos con contusiones de pronóstico leve. Incluso el puntillero de la plaza, Antonio Medina, necesitó curarse una fuerte contusión al apuntillar a uno de los toros de Dolores Aguirre, lidiados en la primera corrida de la feria, el 8 de mayo.

Por otra parte, en la feria se devolvieron a los corrales por inválidos un total de 17 toros, uno menos que en 1992. Esto ocurrió a lo largo de nueve de los 27 festejos del abono. El presidente que más destacó por el uso del pañuelo verde fue Juan Lamarca, que lo sacó en un total de seis ocasiones. Luis Espada lo hizo en cinco; Luis Torrente, en tres; Amado Jorge, en dos, y Marcelino Moronta, en una.

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